Dicen que los días están plagados de momentos que vivimos y recordamos sesgados, a nuestro antojo.
Desde que recorro #cantabria hablo menos, escucho más, me apoyo, me abro, comparto, abrazo, soy parte y doy oportunidad sin imposición, sin lindes, en completa libertad y convivencia y soy feliz.
La vida es otra cosa, son tiempos lentos, sin palabras, miradas, paseos, paisajes, una cerveza fresquita, una sonrisa, un tú puedes, una amistad que surge, una conversación que no esperabas, una mano que ase fuerte.
Y luz. La vida, al final, siempre es luz.
Y qué bonito compartirla, qué bonito.
Feliz eclipse de la luna de fuego, rodaja de melocotón sobre un campo verde tildado de rocío.
Media luna, rodaja de melotocón.
Ayer tuve la suerte de recorrer la costa, cenar pad Thai, hablar de viajes que me envuelven en ganas y ver sobre el verde tildado de rocío, el eclipse de fuego en un cielo estrellado.
El silencio de la noche de Langre, sólo rasgado por un grito de emoción al ver semejante espectáculo natural, sin esperarlo, un regalo para aquellos que se abren a ver la vida con todos sus colores, como un abrazo, como una mirada al atardecer sobre mis pasos marcados en la arena.
Gracias por la foto, por los momentos y por los días, mi querido Calamardo.
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