Hay fotos que representan un mundo y fotos que no son nada.
Esta soy yo, en el patio de ‘Las Cordobesas’, con el olor a mar que inunda el pueblo al amanecer pegado a la nariz.
Se oye un gallo a lo lejos y nada más.
Todo está en silencio.
Son las 7 de la mañana de una noche de no dormir ni dos horas seguidas a causa del dolor y el malestar de esta regla monstruosa, caudalosa y rompiente.
Bebo café recién hecho, que he puesto en la cafetera en mi visita al baño de las 6 mientras veía clarear el cielo.
En la de las 4 estuve mirando la luna y ojeando el teléfono hasta quemarme las córneas y en la de las dos observaba a @miperro.pepe durmiendo con la placidez y la seguridad de los bebés, panza arriba.
Estoy pasando uno de los mejores veranos de mi vida desde la tranquilidad de los días lentos y el amor del bueno.
Nos hablan de aprender a decir que no, a imponer lo que merecemos, a saber irnos… y yo este verano he aprendido a decir que sí, a permitir, a permitirme, a quedarme sola, a compartirme, a dejar de implorar y simplemente darme lo que sí, lo que merezco, desde la calma, desde el centro de mí misma con amor, con querer, con poder.
Tras este año eterno de enfermedad, desempleo, duelo, lucha, tristeza, enfado, pérdida…
Que me ha puesto de rodillas hasta hacerme sangrar sumida en la oscuridad más profunda, he aprendido que una sólo aprende cuando deja de luchar, a mí que soy fuego, lava y ceniza, se me impuso la pausa presente y acepté.
Me quedé vacía de todo.
Lo acepté todo.
He tardado en llegar y seguramente vuelva a extraviarme, pero siempre buscaré la manera de volver a casa y ser hogar.
A volver al centro de mí misma, a decir que sí, a permitir, a permitirme, a quedarme sola, a compartirme, a darme lo que sí, la calma, el centro de mí misma, amor, querer, calma.
Al final una tiene que estar agradecida.
#womanwordinspain
#sosmarmenor
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