Hoy he estado desnuda en la playa.
No, no es la primera vez que lo hago, pero sí que es la primera vez que lo hago sin juzgarme.
Es la primera vez en mi vida que acepto mi cuerpo, mi cuerpo, tal y como es:
MÍO, sin importarme las miradas ajenas, los comentarios o incluso las voces de mi cabeza generadas tras años de luchar contra cánones y sexualización compulsiva de mi género.
Por primera vez no he juzgado ni un centímetro de mi piel.
Sin juicios, simplemente he sido. Me he sentado despreocupada, despatarrada, LIBRE.
He reído, he flotado entre las olas, he tomado el sol, he paseado sin preocuparme por meter la tripa, culpar a mis pechos de no ser perfectos o estirar la espalda, sin ocuparme de estar erguida y altiva ante los demás (qué demás?).
Tampoco me he depilado, no me he subido la goma de la bragas para estilizar la figura sino que las he arrugado aún más para que me dé más el sol por completo, sin marquitas. Qué bien. Qué bien. Hay qué ver lo que he tardado en llegar y qué bonito eres, sano, fuerte y MÍO, tal y como eres.
Gracias por llevarme cada día de arriba para abajo, gracias por aguantar mis ataques de dulce, de salado, de vino y cerveza, el helicobacter, los hongos y la gastritis.
Gracias por aguantar las escasas horas de sueño, el cansancio acumulado, el estrés, los días de sofá, de ordenador o los que te llevo al límite con exceso de movimiento y sin comer.
Gracias por recuperarte cuando me quemo del sol o por la vida, gracias por seguir conmigo y seguir adelante fuerte y estoico incluso cuando te partí la cara contra una roca al fin del mundo y recoloqué yo sola esta nariz en su sitio, cuando te llené de hormonas o al hacerte recorrer fronteras sin descanso.
Gracias por acompañarme cuando te subo a los cielos, te someto a gastronomías imposibles, a la depilación láser, al dentista, la gastroscopia, el crossfit, las chanclas o los pantalones ajustados.
Gracias por estar conmigo y por ser el lugar desde el que vivo esta vida curiosa desde lo precioso de tu hermoso ser.
Cuerpesito que me cuida y me protege, que me sostiene y me acompaña, prometo quererte, respetarte y defenderte, hasta que la muerte nos separe.
Aprendiendo a ser