Viajar: “Sus ojos tenían el color del mismo mar y eran azules e invictos”, El viejo y el mar. Heminway.
Hace tres meses comenzaba, tras ocho meses de producción y un reportaje explicando mi aventura, un viaje en el que he recorrido 6 países en 60 días con el único propósito de mostrar que, a pesar de la cultura y sus diferencias, viajar no tiene género.
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1. Comencé mi viaje en la cálida Málaga (dónde comer y la ciudad al completo en 4 días, incluyendo mar y montaña), donde el sol sale de paseo y la gastronomía define la historia y a las gentes de una ciudad viva y agradable, de broma fácil y mirada honesta. He conocido a grandes chefs y he paseado por la cultura deteniéndome en los detalles camino al mar, donde la farola vigila. #womanwordinMalaga
2. Con el corazón cargado de Andalucía, puse rumbo a Doha, la capital de Qatar. En ella descubrí una ciudad de hombres, donde las mujeres no pisan la calle, donde me llamaron “puta” por preguntar la hora mirando a los ojos de un hombre, como si de un ser humano me tratase; y donde los rascacielos aprenden a erguirse sobre sus propios andamios recién construidos. Donde el sol abrasa, la arena del desierto oculta el cielo y el mar acaricia con su brisa, mientras en el zoco de una ciudad por estrenar, los halcones bajan la cabeza y los pastelitos árabes endulzan el ambiente. Geometría y modernidad sobre casitas de barro y carreras de camellos. #womanwordinQatar
3. Mi primera parada en Sudeste asiático fue Malasiacon su hermosa capital, la exótica:Kuala Lumpur. Rascacielos que reflejan las nubes y tradición en convivencia presente. Diferentes culturas, tradiciones y religiones reconocidas que, en armonía, se complementan y comparten las calles. En Malasia he aprendido sobre diferentes religiones y creencias (musulmanes, cristianos, budistas chinos, budistas hinduistas, taoístas, confeccionistas…), formas de comer, de ir al baño, gastronomía y recetas, arquitectura y humanidad. He sido bienvenida en una boda musulmana, he paseado entre monos, he descubierto pequeños pueblos de pescadores, he trepado a los árboles en Langkawi, he paseado por la noche en la jungla escuchando a los elefantes en libertad y viendo a los escorpiones relucir en Tamang Negara, he cruzado el río Melaka y el street art de Penanghasta el atardecer en el mar de la china, he caminado descalza por los templos, he lucido la hiyab y el kebaya, me he sentido bienvenida y protegida y he entendido que la base de las religiones del mundo es la educación de los pueblos y la protección de los seres humanos, mediante el amor y el respeto. #womanwordinMalaysia
4. Con un autobús y dos fronteras, llegué a Singapur. La ciudad del futuro la llaman: Elegante, verde y eco eficiente. Sorprende por la convivencia entre la tradición y lo que está por venir. Altos edificios que reflejan las nubes y pequeños templos budistas que mantienen sus rojas columnas resistentes al paso del tiempo. Sus restaurantes malayos enseñan a pedir sin prisa, soportando el calor de la cocina en la cara y los diferentes olores que se mezclan y se pegan a la ropa. Bebes agua, milo, té tirado, aprendes a comer picante y con las manos y compartes el dorian y la sonrisa contagiosa de quienes deciden tener tiempo y mirarte a los ojos. #womanwordinSingapore
5. Tras un vuelo de siete horas y el abrazo de una pareja japonesa que me dedicó una postal con las palabras básicas que necesitaba saber en su idioma, un té y sus números de teléfono, mi amiga Yuka me recibía en Japónpara ser mi intérprete en un país rígido, cerrado y tradicionalista, de día, mientras de noche, liberal y consentido, se suelta la melena y olvida las buenas formas. Desde Tokyo, con sus calles silenciosas, sus pasos de zebra desordenados, la comida en silicona, el hentai de “boy romances” y el histerismo de la posible catástrofe natural que cancela vuelos por “tifón”, -sin posibilidad de reclamar el dinero, mientras en el sol resplandece el buen tiempo-, hasta Kyoto, donde sus templos enmarcados en la magia natural trepan por la montaña y los karaokes resuenan entre las estrecheces de las calles que bordean sus barrios a la par que las geishas caminan incómodas sobre sandalias bamboleantes de madera cuando el bambú inspira: “Se detiene el tiempo y el susurro del bosque mece el bambú, firme y flexible, cual sus pasos. Suena la campana del templo zen en la cima del monte y un cormorán saca del agua su presa. Sopla el viento entre las copas y los colores invocan calma y desapego. Viajo descubriendo culturas ajenas y lejanas, diferentes, acogedoras, estrictas, apasionadas, fervorosas y cargadas de respeto y normas de conducta marcadas por las horas del día. Aprendo de quienes aparecen y encuentro, sin fronteras, amor, paciencia y regocijo al compartir lo propio con quien, por un momento, forma parte de sus días”. #womanwordinJapan
6. Mi viaje ha terminado con un sabor agridulce: Tailandia.
Desde el gratificante caos y crudeza de la realidad mostrada sin tapujos convirtiendo los defectos en belleza de su capital: Bangkok, cogí un agradable y limpio tren nocturno que me subió al Norte del País disfrutando de los paisajes de la ciudad de Ayutthaya y su cruel historia; los templos de Chiang Mai y la vida en su río y el cañón y los atardeceres hippies de Pai, para bajar, sin dilación, hacia los azules de Krabi, visitando sus islas desde una sede cuya marea sube y baja por kilómetros en la ciudad de Aonang. Un bus nauseabundo y un lento ferry con parada en Samui y Pha Ngan después, aparecí en la isla de Koh Tao, donde mi destino me esperaba para mirarme a los ojos.
Una moto, una playa, un suelo plagado de piedras y un golpe certero que dejó magulladuras en ambos brazos rompiendo mi nariz. La coloqué por mi misma en su sitio antes de volver a superficie y respirar. Ya era tarde, la sangre brotaba a borbotones y el pequeño hospital de la isla me esperaba para curarme con una gasa con agua y quemarme la piel con el hielo aplicado directamente. Dolor, miedo, impotencia, soledad. En mi mente una sola premisa: llegar a España. Para conseguirlo no podía permitirme tambalearme. Paso seguro, tranquilidad y calma en mis días, para no romper a llorar presa del pánico al ver mi rostro hecho añicos día tras día soportando un dolor inmenso que reventaba la sien. No desmoronarme. No me lo podía permitir. Lo atajé con humor. Me arropé de quienes desde cerca y desde lejos tejían redes de seguridad a mi alrededor para sostenerme, para hacerme reír, para darme la fuerza de seguir andando.
Mi seguro, rápido y humano, tramitó los papeles con el hospital y con la clínica privada que sanó mis heridas y me proveyó de las medicinas necesarias. Me acompañó a diario a través de llamadas a mi numero Thai, emails, whatsapps e incluso la asistencia de un médico español que me tranquilizaba en la distancia. Sola, con una gorra calada para protegerme de sol, sin poder usar mis gafas ni las lentillas, cogí dos barcos, un bus y un vuelo. Llegué a Bangkok, volé a Doha y aterricé en Málaga. Al día siguiente ya tenía tramitado un otorrinolaringólogo especialista en la Clínica Quirón.
Mi nariz soldaba perfectamente, la inflamación disminuía como los moratones que cubren mi rostro y el dolor, convertido en fuerza, desaparecerá en breve. Solo puedo estar agradecida.
Gracias Intermundialpor protegerme en esta aventura y por estar a mi lado, sin importar los husos, incluso cuando el tifón hizo cancelar mi vuelo para llegar desde Tokyo hasta Kyoto o cuando la roca rompió mi rostro tan lejos de casa. Viajar segur@ es la única manera. No te pierdas en mi web el reportaje y disfruta del descuento que te ofrezco. Vayas donde vayas, hazlo siempre acompañado de los mejores. Durante el viaje todo puede pasar, es mejor que estés preparado y ¡que viva la aventura! Siempre presente. #womanwordinThailand
#ViajarNoTieneGénero
Muy pronto, todos los reportajes estarán, ciudad a ciudad, publicados en la web y en mis vídeos viajeros en mi canal de Youtube. Mientras tanto, tienes toda la info en los destacados de la biografía de mi instagram, en la burbuja de destacados de Koh Tao, Málaga y Bangkok, Facebook y Twitter.
No olvides
Cuando vayas a contratar un seguro de viaje, lee siempre la letra pequeña, busca la sinceridad en el comercial y busca un seguro de una cobertura amplia, como el mío, con 200000 euros de cobertura. Otros seguros baratos tienen una cobertura muy pequeña que en caso de incidente te dejará colgado. Cuida de ti y recuerda: Que Nada te Pare.
Vamos con la narrativa…
Hablando de caras rotas y corazones valientes. Soy extravagante, descarada, caótica y contestona. Gracias por volar conmigo y por hacerme caer, por elevar el viento y por pintar el cielo de azul y rosa. Gracias por las nubes grises y las lecciones de cátedra. Gracias por viajar conmigo. Sólo siento puro amor y gratitud. He vivido un viaje intenso, cargado de anécdotas, juego, aprendizaje y cultura. He sido parte de un todo ajeno y lejano donde he encontrado hogar.
He aprendido sin miedo y he recibido luz de manera constante. Desde Madrid a Málaga, Malasia, Singapur, Japón, Qatar y Tailandia para terminar viaje, bajo la luna llena de Málaga sobre la tabla, antes de volver a Madrid. Vamos con la foto. Elige la foto, coloca los tags, piensa algún hashtag, no muchos que ig shadowbanea… Llega el momento del texto.
Siempre lo escribo acorde al momento presente que vivo y sus sensaciones. He sufrido un accidente grave, me he sentido sola, he tenido miedo y he llorado en silencio sin tomar acción. (Shit happens) La vida a veces duele y pone a prueba, mientras a la par, si sabes ver, lo que sobra y hiere va quedando atrás mientras el amor abraza y el apoyo se abre camino. He encontrado personas de todo el mundo tejiendo redes de seguridad para mis pasos durante todo el viaje y también en este momento incierto, sin esperar más de mí que mi sonrisa. He encontrado quienes, sin duda, me han mirado a los ojos y han tomado mi mano, besado mis heridas y acompañado al siguiente paso para, entre atardeceres rosa, seguir adelante dejando que todo sea. Dejando que todo se vaya. Dejando que todo llegue. Sólo puedo estar agradecida. Las heridas se curan y la verdad siempre prevalece. Me han llamado “valiente”, yo sólo he seguido andando, con humor, a pesar de la bruma. Hoy, un selfie. He aprendido a verme y a dejarme ver por quienes quieran mirar sin prejuicio. La vida es el mayor viaje. Ni víctimas, ni verdugos. Ni bueno, ni malo: APRENDIZAJE.
Gratitud constante, hasta con aquello que nos pone a prueba. Saber quien eres, ser feliz y estar en calma es un ejercicio diario.
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