Tenerife: Narrativa en blanco y negro

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Sobre un avión de alas extendidas cruzaba el mar desde una península llena de luz hacia la llamada isla afortunada. Entre mis manos un libro y una libreta. Un bolígrafo, pensamientos aleatorios y la posibilidad de un futuro anhelado rozando mis sienes, entre pequeñas motas de nubes blancas en un azul marino intenso. Cuanto más me acercaba a Tenerife, mayor sentido iba tomando ésta pequeña narrativa en blanco y negro.

Paran las olas contra las rocas de la orilla, sobre la arena negra, paran, chocan, se deshacen y se recomponen para volver a empezar cada vez, con la misma intensidad.

Susurros entre amistades que surgen en el camino, comparten sus corazones y componen una narrativa en blanco y negro, cargada de tonalidades in crescendo, de confidencias, sonrisas, guachinches y marea.

Sentados sobre el muelle, hablando sobre el amor, la amistad y los corazones que necesitan aliento. 

Paseando por el puerto tras recorrer el mar a toda velocidad con confianza ciega en quien con las manos al volante, erige la dirección correcta, sin dudarlo ni un momento, a babor y echadas hacia delante, comenzando el camino que remueve por dentro. 

Un abrazo en la cima del mundo, donde la presión embota los oídos y aturde, un hombro se acerca y protege, hogar, familia elegida, creando historias que conforman pasado, presente y futuro, oteando en horizonte todo lo vivido y todo lo que está por venir, segura de tu presencia siempre al otro lado del espejo.

Calles que hablan de música venida de otro continente en busca del respiro de una nueva frontera. Opciones y batallas ganadas, apuestas en firme por un futuro mejor vivido en ritmos asonantes y sonrisas cansadas.

Bosques infinitos que regalan aliento entre la bruma. Puentes de madera que cruzan de la nada a la nada siendo, sin embargo, todo. Historias enterradas entre sus copas, niebla que protege, caminos embarrados y agua que emana de la tierra, entre las raíces de árboles que sostienen el mundo, firmes y flexibles, adaptándose al paso de las eras.

Un desierto en las alturas, una mirada y una sonrisa sincera que comienza abriendo caminos que describen el siguiente paso. Una mano que aparece entre las demás y toma las tuyas y te anima: “Viajemos”. Compañeras de alma, aliento de vida que regalan cariño a puñados sin esperar nada a cambio. Pura felicidad.

Pasos firmes dados con fuerza en continuo movimiento, dejándose llevar en la senda que acontece, dejando que la luz llene la oscuridad pasada, avanzando siempre segura, constante y con miedo, a veces, pero incluso con éste, siempre adelante.

Encontramos familia entre las escalas de un vuelo descrito en primera persona, que nos define, que nos da vida, que es vida, que compone, sin lugar a dudas, nuestra vida tal y como queramos que ésta sea.

#WOMANWORDinTenerife

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