Un verano en Mallorca

Mallorca es la isla perfecta, ¿cabe duda de ésto a caso? Cualquier época del año es tratada con cariño por Mallorca, su clima agradable y sus aromas, sus rincones de luz, su calma y su fuerza… pero si ésa estación es el verano, los días se llenan de magia en una esfera de reloj distinta, acompasada por un je ne sais quoi que embriaga y fortalece por dentro. Un verano en ésta isla permite encontrar paisajes de ensueño, como los que voy a mostraros a continuación, en los que pasar las horas simplemente contemplando, aprendiendo lo que entraña la buena vida, la vida buena, la vida, en definitiva, marcada a través de los cambios de luz de los atardeceres, del olor a sal y de ésa energía única que exhala de las Baleares.

Visitarla en todas las estaciones del año tiene sentido, los cambios en la serra de la Tramuntana se dejan notar y el aire huele diferente.

Desde un recorrido perdido en sus montañas hasta un día tranquilo escondido en las calas. Mallorca lo tiene todo… Museos, compras, arte, moda, fiesta, hoteles de lujo, otros más normales y restaurantes por doquier, desde esos con estrella michelín hasta otros modestos, sus tascas, sus pastelerías y una gastronomía típica que enamora.

Una isla para perderse, sin reloj, sin mapas… con la mirada al horizonte y parando a conocer cada higuera, cada naranjo, cada rebaño de ovejas, cada puesto ambulante, cada mercado artesano, cada pequeño detalle de esta isla que enamora por completo.

Y luego… luego esta su luz… sus colores cambiantes, su agua, su cielo… ese azul, ese amarillo, ese verde y el aroma… del salitre del mar a los pinos mediterráneos. Mallorca es historia reflejada en consonancia.