Entrenar en el Mar: SUP, Paddle Surf, Paddle Yoga

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El mar como forma de vida

Hace años que vivo enamorada del mar. Nací entre sus aguas y el azul marca mi mirada, mientras las olas y la marea determinan mi forma de entender el mundo y me calman por dentro. He aprendido a bucear, nadar, navegar, ha hacer body board, surf, kitesurf, windsurf… pero, sin duda, mi corazón se ha quedado prendado de una disciplina única. Hoy voy a hablaros de mi pasión: el SUP, es decir, Paddle Surf y dando un pasito más allá, el Paddle Yoga.

He remado desde las costas del Sur de España hasta Puerto Rico, pasando por México, Baleares y Tenerife.

En todas ellas siempre sigo la misma rutina: Me levanto temprano, voy en bici hasta la escuela donde guardo mi tabla, mido el remo, saco la misma hasta la orilla y comienzo mi entrenamiento.

Estiro en la arena mientras la proa de la tabla besa la orilla, con mi desayuno y la pala sobre la tabla, preparo mis músculos para el ejercicio que tienen por delante.

Tras estirar y respirar, me meto en el agua, me siento de rodillas en el centro de la tabla y salgo remando despacio hasta el corazón de mar.

Veo amanecer entre mis azules. Sentada sobre la tabla dejando que las olas mezcan el mundo, veo el sol elevarse entre la bruma de la mañana y el horizonte dibujarse creando finos contornos.

Así, entre la inmensidad del mar y la tierra firma, me quedo sentada esperando que todo sea.

Aprendí a ganar equilibrio en un medio que me resulta natural. Aunque sufra mal de tierra, en el mar encuentro mi elemento y en cada día de entrenamiento suelo pasar entre 3 y 5 horas dentro del agua.

Una vez allí, cuando el sol ya ha subido al cielo, comienzo a remar despacio, alzando mi cuerpo y ganando velocidad. De rodillas, creando movimiento de remo constante, con cambios de lado, agachándome para clavar el remo en el agua e incorporándome después para sacarlo y girar el cuerpo. Sigo esta dinámica hasta que el cuerpo ha entrado en calor, después, de un salto me incorporo en la tabla y comienzo a remar en paralelo, para después ir jugando con mi equilibrio, un pie delante de otro, caminar por la tabla, cambiar de posición de un salto… sigo remando y elevo el nivel acentuando los movimientos.

Una vez he entrenado remando a un nivel de competición. Deseando haciendo GAP sobre la tabla. Ésta es una idea divertida que se me ocurrió probar un día, avanzando en mis habilidades sobre la tabla. Sentadillas, zancadas y hasta burpees, sin olvidar los fondos, abdominales y puentes, sí, todo esto sobre la tabla, dentro del mar.

Después, comienzo a realizar leves movimientos de yoga comenzando el saludo al sol: perro boca abajo, cobra… de pie, respiro exhalando y bajando hasta la punta de mis pies, salto a tabla y bajo lentamente en fondo hasta incorporarme en cobra, subo un pie, subo el brazo contrario, cierro y vuelvo a iniciar el ciclo. Comienzo a realizar diferentes posturas como el camello, la paloma, la vaca, el gato y respiro sintiéndome parte de todo que rodea, fluyendo con la marea y me siento en paz.

El paddle surf y el paddle yoga son dos disciplinas que ayudan a vivir en presente, a estar concentrado, a meditar, a ganar confianza, equilibrio y balance. Fuerza de voluntad, firmeza y flexibilidad. Sin duda, es mi deporte favorito y determina mi estilo de vida y mi forma de pensar y sentir.

“Tu sola presencia me protege e inspira. “¿A qué huelo?”, preguntó alzando la cabeza. Ella, calmada, acercó su nariz a la comisura formada entre su nuca y el comienzo de su orejita y aspirando entre su pelo dorado, sonrío: “Hueles a rocío. Hueles a sal y a viento”. Y ella la devolvió la mirada sonriendo el mundo que latía en su pecho cargado de posibilidad y caminos. “Somos agua. Con cuatro pies en el suelo y los ojos en el corazón”. Desde la oscuridad a la luz. Del oeste al este. Sopla viento del Norte. Una nueva despedida y un nuevo viaje por emprender.

Hay sonrisas y sonrisas. Las que salen del corazón y enseñan todos los dientes amando con la mirada, son mis favoritas y me hacen sentir en casa aunque miles de kilómetros me separen de ella. El mundo es mi hogar y los caminos… siempre convergen en el mar.

Hace dos años estaba de crucero por el mediterráneo comprendiendo que no sé vivir el mar desde una distancia segura, sino entre sus olas y por eso me río, soy sirena y soy pirata, pertenezco a mis azules y bailo con la marea”.

La necesidad de cuidar el mar, por tanto, se torna obligatoria. Mientras remo, voy sacando a diario plásticos del agua. Las medusas, los manatíes, los peces, se acercan a saludarme a la tabla tranquilos y confiados, observando y permitiéndome ser parte de un todo que converge. Es mi responsabilidad llamar la atención sobre el cuidado necesario que debemos llevar a cabo a diario desde nuestros hábitos rutinarios: cosméticos, WC, basura, reciclaje… hasta aquellos otros que llevamos a cabo de viaje. Ser responsables habla de nosotros mismos y nos hace humanos.

No quiero ver tortugas marinas morir por cáncer de piel provocado por nuestras cremas solares, no quiero ver zifios varados en la orilla de Berria por ingesta de plásticos, no quiero ver medusas derretirse al sol exiliadas de su hogar, no quiero ver ballenas cercenadas por los motores de los barcos, no quiero ver posidonia morir en las costas. No quiero ver tanta falta de humanidad en vosotros, ni quiero ser parte. Conciencia y lucha en pro de un mundo que compartimos todos y que, sin embargo, no pertenece a nadie. Conciencia y lucha.

Éstas son algunas de las frases que he escrito dentro del agua y que puedes encontrar en mis redes sociales, como instagram @Woman_Word y bajo el hashtag #WOMANWORDintheSea y #WOMANWORDFit

Éstas son algunas de las imágenes que puedes encontrar:

“Cada vez que el suelo tiembla me escapo al mar. Entre mis azules, el plata emerge en dorados destellos y mi alma encuentra la respuesta. Las aguas en calma y las olas que rompen tranquilas en la orilla muestran fuerza y permiten conscientes. Sobre mi tabla voy cambiando de postura, me sumerjo, juego al equilibrio, salto al agua, hago yoga, remo, compito, desayuno, me mojo los pies, me paro a contemplar el susurro y dejo que el pelo baile con la brisa. Miro al horizonte y ya todo tiene sentido. Sólo puedo dar gracias a los colores que dan sentido a unos ojos que quieren ver la vida con cuatro pies en la tierra y siempre, desde el corazón. Que la marea limpie los pensamientos que entrechocan: La vida viene y se va, como las olas del mar”.

“Somos agua. Marea que fluye los tiempos, que flexible permite, que firme marca su curso. Olas de mar que vienen y traen consigo, otras que marchan dejando rastros de sal. Somos agua, tan sólo una pequeña gota de rocío con la fuerza de despertar el mundo entre murmullos”.

“El horizonte en movimiento. Madrugar para ver amanecer desde el mar. Feliz domingo! Reflexiones desde el agua… Aprendemos a perder. En cada paso que damos ganamos el mundo y perdemos la guerra. Seguimos andando y mientras otros comienzan su otoño borrando sonrisas yo sigo mis días en un verano que permanece sólo para mí. Que las lágrimas no vuelvan a impedirme ver tanta belleza. Si te quedas, seas quien seas, que sea para sonreír conmigo”.

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