El lunes os contaba mi experiencia escaladora sobre el precioso puente de cemento blanco que une Gaia y Foz, de un lado la salida al mar del río Duero, del otro, la ciudad de Porto, su luz, su color y su magia y hoy, os muestro en vivo, cómo fue la experiencia al completo. Qué sentí cuando me acercaba al puente de 270 metros de altura, mientras me colocaba el arnés, al ascender 263 escalones y por supuesto, al sentarme bajo el peso ligero de su arquitectura contemplando en rededor.
Conmigo, en mi paseo desde Foz de vuelta a la ciudad, los recuerdos que me trajeron a Oporto en un barco pirata navegando sin descanso durante siete días y los aromas de Azores, compartiendo anécdotas durante los monumentos que cruzan mi paseo con otros destinos como son Puerto Rico y Menorca. Curiosas conjunciones que hablan de un mundo conectado desde el comienzo de los tiempos.
Paseo por los azules de Foz mirando al mar hasta sus faros encontrando secretos que merecen ser descubiertos caminando despacito.
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