Dónde dormir en Manchester

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Llegar a Manchester después de que la Interpol me dejase sin DNI en la aduana del aeropuerto no fue la experiencia más agradable de mi vida ni la llegada más acertada a Gran Bretaña.

Aún temblando en el taxi que conducía del revés y del revés, tras haber atravesado dos asépticas salitas policiales y recuperado mi maleta casi dos horas después, atravesaba la ciudad de Manchester perdida entre la bruma del gris de sus cielos pensando qué iba a ser de mí indocumentada en un país que me hacía sentirme lejos, muy lejos de mi casa.

Fue entonces cuando el coche negro de techos abombados como un escarabajo redondito se paraba frente a la lujosa puerta de madera del King Street Townhouse Hotel.

En su interior, cozy e instagrameable hasta en las fuentes de agua de pepino, limón y naranja, me esperaba el amable recepcionista de ojos azules y mirada sincera. Cogió mis maletas, hizo mi check-in sin documentación que acreditase quien era yo, me acompañó a mi habitación invitándome a descansar y pasó, como averiguaría a la mañana siguiente, toda la noche en su casa buscando información en internet sobre cómo podría volver a casa volando sin documentación.

Una cerveza de Manchester, una charla con Alberto el camarero español, unos benedict eggs con aguacate y salmón, un baño turco y un baño en la piscina climatizada panorámica del roof top después, me relajaba bebiendo una copa de vino en mi cama de látex leyendo uno de los libros que me esperaban en mi preciosa habitación.

Tener una buena base en la que sentirse reconfortado cuando una viaja tanto como viajo yo, es esencial para encontrar la intimidad hasta a kilómetros de casa, creando diferentes hogares en todas partes del mundo.

Tras mi cura emocional a base de mimos propios, me puse el pantalón, abroché el abrigo hasta arriba y preparada, bajé a visitar la ciudad.

#WOMANWORDinUK

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