Puerto Rico: Pensamientos de una Viandante

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Puerto Rico: Pensamientos de una Viandante

Puerto Rico Cantando

Conocer un país nuevo, alejado de tu rutina diaria de una Europa cómoda, consigue romper barreras y abrir el alma.

Mi vida consiste en viajar y conocer, libre de prejuicios, cada uno de los lugares a los que llegan mis pies. Al arribar, abro bien los ojos y los oídos, miro, pregunto, huelo y me dejo llevar por todo lo que acontece a mi alrededor, sin dar nada por sabido, empapándome de la realidad que me rodea.

Cuando me invitaron a Puerto Rico estaba muy nerviosa por un viaje que nunca había recibido, 9 horas de avión y un destino tropical, nuevo, que en mi mente muchas veces, ingenua, confundía culturalmente entre Cuba y República Dominicana.

Al aterrizar, mi primera sensación fue de frío en un aeropuerto de corte americano y visado estricto y de calor, humedad y cariño, nada más poner las chanclas en la calle, tirar la mochila al suelo y alzar la cara al nuevo sol que me daba la bienvenida.

Llegué al hotel y me fui de cabeza al mar que se mecía frente a mí, de olas picadas y agua picona de sal, algas y fuerte corriente.

Terminé el día comprendiendo una gastronomía plural y un trato amable, correcto y cercano.

Pasear por las calles de sus ciudades y por la naturaleza de su isla, sólo abría más y más mi espíritu relajando la presión que Europa nos cala con saña en los hombros, haciéndonos bolita, creando contracturas.

En Puerto Rico, el calor de sus gentes, de su comida y de su clima, el sol cambiante y el rumor del agua hacían que cuando la ropa caía, el plexo subiera. Mi sonrisa, a pesar que los problemas que tenía al otro lado de los husos seguían vigentes, crecía encontrando respuesta en la calma a todos y cada uno de ellos, dejándolos ir, aceptando y entendiendo el desapego.

Decidí conocer la isla desde su cultura, esa que crea ritmos sobre los problemas que parten el corazón. Así, cada persona que cruzaba mi camino, ya fuera en la calle, en la playa, en lo alto de una tirolina, en un bosque, en una montaña cafetalera, en un barco en el Caribe, en un parque de bomberos o en un restaurante, sonreía a quienes se cruzaban conmigo y entonaba el primer verso de una canción convertida en himno que recuerda el amor perenne a pesar de los kilómetros, la sabia que palpita a pesar de la impostura y la calma tranquila de que sabe que ama y volverá, desde el alma, al lugar que le hizo feliz y le vio nacer.

En respuesta, perfectos desconocidos, miraban mis ojos celestes en este larimar contagioso y me devolvían la sonrisa dándome el siguiente verso y cantando a coro después la canción al completo.

Un abrazo y risas a coro dividían los caminos que segundos antes no se habían encontrado y la humanidad cercana nos daba a ellos y a mí, el consuelo de saberse protegido hasta por quienes pasan por nuestra vida sin nombre.

Cuando hablas de países fuera de Europa u Occidente, hay quienes tuercen la nariz o ladean la cabeza, pena, prejuicio y sobre todo ignorancia les definen. La humanidad se encuentra sin sigilo en quienes miran a la cara y saludan regalando sonrisas.

Hoy canto la misma canción y me siento boricua y reina del palmar. Bramo corazón en alto y amo y sigo amando aunque el amor expire y encuentre espinas donde antes hubo besos, por que ahora sé, que el amor continua aunque cambien los rostros y que un día volveré a buscar mi querer, a soñar otra vez, en mi Viejo San Juan.

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Aquí la canción que has podido ver durante los 6 vídeos publicados en mi canal de Youtube y en la web sobre mi aventura en Puerto Rico.

C                                                                                                           G7

 En mi viejo San Juan cuántos años forjé  en mis noches de infancia
C
mi primera ilusión y mis cuitas de amor  son recuerdos del alma
C7

una tarde me fui hacia extraña pasión
F
pues lo quiso el destino
F                      C                                      G7                                  C
pero mi corazón, se quedó frente al mar  en mi viejo San Juan

CORO
G7                                                        C
adiós, adiós, adiós Borienquen querido tierra de mi amor
G7                                                    C
adiós, adiós, adiós mi diosa del mar mi reina del palmar
C7                                F
me voy pero un día volveré
F                         C                             G                                   C
a buscar mi querer a soñar otra vez    en mi viejo San Juan

C
pero el tiempo paso y el destino burló
G7
mi terrible nostalgia

y no pude volver al San Juan que yo amé
C
pedacito de patria
C7
mi cabello blanqueo y mi vida se va
F
ya la muerte me llama
F           C                                    G7
y no quiero morir alejado de ti
C
Puerto Rico del Alma

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4 comentarios

  1. Que mas se puede decir, que tus palabras son simplemente hermosas. Demuestras una gran sensibilidad y una hermosa mujer en su interior. Saludos desde Puerto Rico y espero que algún dia puedas volver a soñar otra vez en mi viejo San Juan.

  2. Flor silvestre on

    Womanword desde la sinceridad Y la sencillez has sabido captar el espiritu de la isla. He seguido cada uno de tus articulos sobre Puerto Rico Y éste es el mejor broche de honor que podias hacer
    Enhorabuena

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