Magritte: La Trahison des Images

Cada estación, las exposiciones temporales del Centre Pompidou. se superan a sí mismas dejando tras ellas un rastro de expectación formado al igual que sus largas colas.

Después, el montaje viaja a diferentes partes del mundo, pero una se sabe feliz de haber disfrutado in situ de la original, colgada en estas paredes, en la última planta, tras subir todas las escaleras mecánicas dejando París tras la cristalera en un horizonte arañado en plano cenital.

En esta ocasión, Magritte se erige como el punto de inflexión sobre el que posar la mente, la vista y el corazón.

Con una carcajada, sus brillantes ideas vanguardistas juegan a crear confusión entre sus letras y sus imágenes.

Cuadros dentro del cuadro puestos del revés o que se camuflan con la realidad que surge tras ellos.

Horizontes conjugados en casas dentro de casas, telones que dejan ver el mundo, objetos contra palabras y en definitiva, una forma de ver el mundo en la que todo entra en cuestión y todo es motivo de burla.

¿Quiénes somos? Una pintura filosófica que pone todo en tela de juicio para darle la vuelta creando concepto en un caos estudiado y razonado.

Relaciones diferentes y el ser humano como punto de inflexión.

La alegoría de la cueva, sombras, luces, la vida como escenario en un teatro donde el mundo adquiere una visión diferente y la sensación, al terminar la visita, de tener la mente más abierta y haber disfrutado de la maravilla creada por un genio gráfico.

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