Formentera

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Recorrer Formentera en moto es toda una sensación. El aroma de los pinos envuelve, la sal del mar reclama y el viento de las pitiusas seduce.

Silencio, naturaleza y escape en una isla verde, blanca y azul.

De pueblitos pequeños, muy pequeños, de pescadores, de casa blancas y ventanas azules, de arena blanca y mar turquesa.

De idiomas mezclados en el aire y un horizonte que promete.

Una isla en la que esconderse.

Un lugar para recorrer despacio, sin prisa.

En coche o en autobús pagando 7 euros y disponiendo de un billete para todo el día. Paradas en mitad de la carretera, autocares que sirven al servicio público, aire acondicionado y un recorrido pautado por los diferentes pueblos del interior y de la costa.

Desde el Puerto de Pujols al Far de la Mola.

Hoteles, barcos, lanchas, veleros, bicis y motos. Transito continuo en una isla cuyo tamaño no la determina sino que la engrandece y la llena de posibilidad.

Puertos, mercados de artesanía, lonjas, salinas, calas, baños, buceo, agua transparente, lagartijas, higos y descanso.

Una isla en la que apagar el móvil y sentarse a leer.

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