Tranquila, oliendo las flores del naranjo, recién regadas las macetas, pies en alto, aceitunas en un carrito de cristal y buena lectura entre las manos, en páginas que desprenden el aroma del tiempo.
Mañana más. Mañana más pensamos al llegar el ocaso…
Y seguimos andando y dijimos adiós al día. Jugando. Jugando…
Jugamos a hacer el mar y en el horizonte, allá donde acaba el mundo, leímos mensajes cifrados que nos dieron coraje para volver al día a día de los días marcados…
Y sonreímos al sol de la mañana fundiendo azules en pupilas reflectadas. Nos pusimos de rodillas y aspiramos la sal del viento llamando a las aves en un Sur que paraba los relojes y abrazaba sentimientos.
Nos bajamos a escribir, entre sonrisas, paseamos largos paseos de madera sobre tablitas colocadas despacio, como todo aquí, despacio, hablando de tú a tú con quién enfrente, para su camino encontrando el motivo de dar explicaciones y comentar temperaturas en el gusto de la charla.
Montada en una bicicleta ya sin frenos de gomas ajadas, las carcajadas venían solas al vivir de nuevo la vida tranquila, sin preocupaciones, frenando con los pies a saltos de amazona. Agilidad que vence la rutina y devuelve la esencia al Ser Humano.
Y escribir hasta recibir el rocío en las mejillas, tarea sencilla sobre algodones tintados del tiempo sencillo. Alojado, tímido, entre las esquinas de calles residenciales, silenciosas y sonoras en los saludos mañaneros.
Nunca pensé que encontraría el paraíso a cuatro horas de coche, bajo un nombre que en nada parece esconder la esencia de los días en felicidad tranquila y que, sin embargo, así lo hace.
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Créditos
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2 comentarios
Me encanta tu revista. Esta muy bien hecha, se ve que pones mucho cariño. Y este post es muy bonito. Murcia es un lugar muy bonito, por descubrir para muchos. Y tú estás preciosa en cada foto, en cada gesto, en cada línea. Y sabes por qué? Porque Belleza eres tú.
Oh! Me ha emocionado mucho leerte, ¡muchísimas gracias!