Hoy es el último día en el que Natalia Millán será la viuda alegre en los Teatros del Canal.
Un musical lírico ambientado en la época dorada de la bella ciudad de Varsovia, donde las grandes fortunas se daban cita en diplomacia, cotilleo, amoríos y lujo.
La opereta de Victor León y Leo Stein, con música de Franz Lehár, se basa en la comedia de Henri Meilhac estrenada en 1905 en la ciudad de Viena.
Hoy, llega sin mucho cambio de guión a nuestros días, con una escenografía muy cuidada y grandiosa, canciones pegadizas con música de orquesta en directo y grandes voces que acompañan a la protagonista.
Aunque sorprende la historia en la que una mujer consigue ser millonaria y poderosa, a pesar de la época y de la dificultad de una mujer de poder gozar de absoluta independencia y libertad, en que ésta decida que prefiere casarse y perder todo esto en post de un hombre de, encima, dudosa reputación y maneras, supongo que en la época sería una revelación el simple hecho de ver cómo una mujer viajaba, vivía y encima elegía el marido que le diese la gana, aunque fuese para después perderlo todo y quedar de nuevo desprotegida ante él.
Política a parte, esta adaptación está hecha con mucho cariño, aunque habrían de ser mejor cuidados los detalles de estilismo, sobre todo, en el personaje protagonista masculino al que la chaquetilla y los pantalones quedan estrechos, detalle por el cuál cuesta un poco más centrarse en su aspecto de supuesto galán y Don Juan entre las damas de la época. Eso sí, su voz es simplemente espectacular.
Para Natalia, protagonista indiscutible y a quien rindo completa admiración desde que la viese hace años en Cabaret, decir que es una estrella, pero que en su personaje tampoco entiendo la peluca rubia a lo Marilyn, ni las medias negras y gruesas bajo un vestido de fiesta blanco satén con pedrería reluciente.
Supongo que los detalles de estilismo hacen que en lugar de ver una obra perfecta en la que los personajes se han vestido para ser las personas que representan ser, veo actores disfrazados que no me permiten disfrutar de una sumersión absolutamente completa en la obra.
A parte, decir que para pasar un rato entretenido resulta una opereta sensacional.
1 comentario
Mi querida WomanWord ,deseando estaba de leer tu critica sobre ésta obra musical , dispuesta a poner los puntos sobre las ies , que hay muchos ,pero mira por donde lo has hecho tú y de forma magistral, como acostumbras desde que te sigo.El tema de la obra una gran patata y pocha ,podía haber servido de crítica ,pero no , se regodean en la última frase de la protagonista “mi fortuna pasará a mi marido”.La protagonista por cierto , tuve que limpiar las gafas para ver si la reconocía, opinión personal aparte , la vista de sus “pechugas ” me distraían de sus canciones , que dicho sea de paso , tiene buena voz , pero ponerla al lado de todo un cantante de ópera…que así mismo no se esforzaron en tomarle medidas …que parece un patán , con la portañuela descosida…Mira , lo único que me gustó fue el baile de los cordones , quizá por los recuerdos de infancia…Total que salí defraudada , porque encima la sonrisa permanente de la esposa del embajador , aún en los momentos de dramatismo en los que es descubierta poniéndole los cuernos al susodicho , me ponía de mala…cada vez que la recordaba. Natalia quizá es verdad eso de cría fama y échate a dormir?Un poquito de seriedad que el precio de la entrada lo valía.