De Rodillas

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Hoy es el día Internacional de la eliminación de la Violencia contra la mujer. Un día lamentable y triste que nos recuerda la incapacidad que sufrimos para vivir en sociedad con igualdad de género, la incompetencia para vivir sin género entre personas y el maltrato sufrido por las mujeres a causa de hombres que no respetan su existencia: Desde el que silba o comenta en la calle al pasar una mujer tranquilamente rebajándola de persona a objeto sexual, sin pensar en el estado de esa persona a la que acosa; el que se recrea en un chiste machista, el que llama puta a su novia o a su amiga, el que insulta, maltrata y pega, el que viola, el que mira hacia otro lado, el que permite, el que calla, el que justifica. La violencia contra la mujer es un problema de todos que entre todos podemos eliminar diciendo BASTA y mostrando tolerancia cero ante el machismo y el micromachismo cotidiano.

Hace tiempo un hombre se atrevió a correr tras mi espalda y pegarme un puñetazo en la nuca que me tiró al suelo y me dejó un mes postrada en cama. Cualquiera puede ser víctima de la violencia machista. No hay víctimas, sólo verdugos y quienes les miran a los ojos y luchan contra ellos son los héroes y heroínas que cambiaran el mundo.

En su día no me atreví a publicarlo. Hoy sí. Han pasado seis años.

De Rodillas.

Por Rocío Pastor Eugenio.

Mi cabeza fría intenta justificar, entender y analizar lo que sucede a mi alrededor y no puede, se desquebraja intentando explicar lo que para mí se presenta sencillo, pero nadie la entiende y se rompe mi garganta, el llanto viene, me bloquea, me dobla las rodillas y caigo, caigo al suelo ante la burla de quien me ofende, de quien no escucha de quien culpa con infundadas acusaciones.

Mi cuello humillado, a cuatro patas bajo su presencia varonil. La luz del medio día cruza la puerta enseñándome un camino que no puedo recorrer, mis piernas no se yerguen, mis ojos no dejan de dar vueltas por más que tratan de ver claro, no lo comprenden. Me ha pegado. Mi cuerpo contra el suelo, humillado y solo. Mi alma se ha ido, no está aquí, desde el techo me mira lamentándose, triste, vencida, apaleada. De reojo observa un funesto espectáculo de sombras y títeres. Ya no está, no quiere ver  en lo que se ha convertido el cuerpo en el que habita.

Sin embargo, aturdida, me levanté, miré sus ojos vacíos y susurré como pude: “Yo no soy como tú”. Y no lo era, no lo soy. Hoy he aprendido a caminar sin miedos, cabeza erguida, pasos seguros. Hoy sonrío sin temores y me miro a mi misma con cariño.

He aprendido a vivir mis sueños y a ser quien quiero ser sin temores. En la noche ya sabía, porque mi nombre existe en la mañana.

Aquí, el vídeo…

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3 comentarios

  1. Un día triste pero necesario para no olvidar. Por desgracia son siglos y siglos de luchar contra el sometimientro.
    La violencia física y psicológica existe más cerca de lo que pensamos, la mejor forma de eliminarla es desde la educación, enseñando respeto, no solo por ser mujeres, por ser personas. Basta ya!!
    Estupendo artículo Rocío

  2. Muy valiente el artículo. Felicidades.
    Con educación, control, apoyo a las victimas, legislación y justicia, espero que la cadena opresora y la mentalidad machista arraigada vaya cambiando.
    Como mujer me encuentro día a día con una lucha social para no ser tratada con estereotipos machistas, desde negarme a ser la chacha en el ambiente familiar hasta vestirme como me da la gana, a pesar de las miradas obscenas.

  3. Es muy triste tu articulo asi como real,a dia de hoy no me caben en la cabeza estas situaciones,a los que amamos la libertad y la independencia,nos enferma y no debemos consentir nada mas.Se acabo.

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