Y es que al final, cada pareja, cada persona, encuentra la manera de vivir el amor, su propio amor imperfecto, pero humano, al fin y al cabo.
Así se resume una obra humana pautada en escenas, escenas de la vida conyugal.
En la sala grande, con lleno absoluto y todas las localidades agotadas, arriba en el palco, encuentro una alta butaca que lleva mi nombre. La obra desde las alturas es una auténtica maravilla viendo con perspectiva tanto la acción como las marcas del escenario como estrellas en la noche, invisibles para el patio de butacas.
Vida de dos, trabajo, compromisos, sentimientos, familia, egoísmos concentrados, amigos, tiempo, tiempo…
Una escena en tono argentino, rápida y complicadamente sencilla. Un diálogo marcado por un nombre que suena a éxito: Ricardo Darín, que encuentra su par en ella, su compañera en una escena, Érica Rivas, en una obra cargada de sentimientos y cotidianidad y eso, precisamente eso, es lo que convierte en genialidad cercana la vulnerabilidad humana representada en esta pareja, bañada con ternura y conversaciones dinámicas.
Las escenas diferenciadas entre sí, son presentadas por los personajes en apartes que las sitúan.
Rutina, cultura, guiños, pasado, presente y un futuro incierto. Realidades irreales, vivencias y el amor como clave. Egoísmos, desilusiones y el descubrir que no hay ninguna ayuda frente a los problemas que nos obligan a estar en guardia durante toda la vida aprendiendo, luchando y creciendo en paralelo con dignidad.
La clave sin duda es el tiempo y la honestidad.
La convivencia y el cambio constante, la vida sexual, la educación, las pasiones, la rutina… Un retrato tierno, divertido, duro y realista de la pareja tratado siempre con cariño, con humor, con optimismo, objetividad y sinceridad plena.
Juan y María, sus días reales e irreales, su caminar por la vida sin prisas, con un calendario que corre, lo racional, lo irracional, lo sensato, lo inteligente, lo egoísta. Decisiones, dramatismo y calma. Carcajadas, lágrimas y distancia. La duda, el miedo y la risa. Es, sin lugar a dudas, una foto perfecta de la vida que crece entre extremos, narrada a diario entre altibajos y recorriendo la vida de esta pareja por completo, con sus más, sus menos, sus cambios, sus aciertos, sus errores, sin descanso, sin tirar la toalla a pesar de los pesares.
Generosidad, palabras, silencios, descripciones, miradas, secretos, verdad y necesidad. Posibilidades y sobre todo sentimientos que permanecen en un amor escrito con mayúsculas, imperfecto, pero humano.
Frases bellas de la obra
“Estoy enamorada de ti y no te das cuenta. Estoy atada a vos y no sé por qué”.
“Los otros hombres me aburren, así que nada de caricias porque entonces todas mis defensas se desmoronarían”
“Distancia”
“Vos y yo superamos todas las crisis”
“Cuando te enamoras, coges a esa persona y te la llevas de viaje toda la vida”.
Nota al Lector
En los Teatros del Canal hasta el 15 de noviembre.
De Ingmar Bergman, versionada por Fernando Masillorens y Federico González del Pino y dirigida por Norma Aleandro.
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