La tentación de vivir

Me levanté de la siesta el viernes, después del médico, después de haberme levantado a las siete de la mañana, preparar el post, subir el vídeo, cubrir una jornada agotadora de eventos, desayunar despacito unos mueslis en coworking con mi mejor amigo y haber ido al foniatra.

Me levanté de la siesta ya siendo de noche, me puse los pitillo negro, me pinté los labios y cogí dos cartas de la baraja española para, en el corazón de Madrid, dentro de un portal escondido bajo el número 11, asistir a una obra de teatro al más puro estilo de Broadway, con mis pies casi dentro del escenario y los actores a medio metro de mí bajo los tragaluces de este teatro clandestino y los textos naturales de interpretación viva de una compañía con gancho y un espacio diferente.

Estudio3 estrenaba de esta manera, una obra que, humana, nos reflejaba a todos en distintos momentos. Encuentros contrapuestos de personajes viviendo en un mundo cual pañuelo que a lo largo del desarrollo de la misma casaban encuentros formando un todo con sentido que retrotraía al espectador con ellos a un antes, a un ahora e incluso a un después.

Con el texto de la genial Denise Despeyroux, la dirección de Agustín Bellusci y el brillante reparto formado por Laura Angulo, Miguel Bosch, Soledad Caltana, Lucía Casado, Lara Díaz de Sonseca, Violeta Diez, Mayte Franco, Nuria Gallego, Eloy Noguera Atienza y Luis Riera, los personajes cobran forma real y se miran a los ojos con lengua clara y vocalización perfecta, con verdad y con sentimiento mostrando como la vida gira, el mundo cambia, los miedos paralizan, el devenir se torna irremediable y las diferentes personalidades convergen creando un mundo en el que dar la espalda, coger de la mano, besa en la mejilla o simplemente huir o lanzarse a vivir con todas las fuerzas creyendo, con fé ciega, en el amor, ese que habla en plural.

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