Christophe Guillarme en su presentación ready to wear en la ciudad de París, siempre elegante, sentó en la primera fila a sus mejores compradoras y, como antaño, desfiló sólo para ellas, cumpliendo sus necesidades con un aire sofisticado, para dar respuesta a las necesidades que éstas le demandan.
Por su parte, Pascal Millet, bajo la bóveda de Bellas Artes, eligió un método diferente, orientando su desfile hacia diferentes lookbooks elegidos para realizar editoriales de moda que después lleguen a sus diferentes clientes de diferente forma, menos directo, pero más comunicativo.
Ambas estrategias válidas, diferentes y atractivas, recuerdan porqué la ciudad de la moda se erige con este nombre.