La conocí en 2007 y desde entonces estoy completamente enamorada de esta ciudad. Sus calles, sus luces, hasta sus franceses enfadados me resultan tiernos.
Me gusta perderme por sus calles y recorrerla sin reloj, sin más sentido de las horas que el que marcan mis piernas cansadas o mi estómago vacío. Andar, andar y andar es la mejor forma de conocerla y sentirte parte de la misma descubriendo sus detalles, sus secretos, sus lugares y esos momentos de luz que la dan nombre enmarcándola en imágenes que conmueven la retina y se graban para siempre en un atardecer.
He paseado y paseado sobre sus adoquines, con amigos, conmigo misma, de la mano, en moto, a pie, con mi cámara, con mi familia, con un cuaderno, con un libro, con mis deberes de francés cuando estudiaba aquí, corriendo con mi sillita de fotógrafa de desfile a desfile y aún así, aunque llueva, aunque la nieve me cale los pies o el calor derrita mis chancletas, aún así, siempre sabe enamorarme y sacarme una sonrisa con sus pequeños detalles, con sus regalos callejeros, con sus momentos y sus personas, París, sin duda, es una ciudad a descubrir.
La semana que viene, pasearemos por sus calles en una ruta sin descanso desde una punta a la otra y en varios vídeos, donde también incluiré la fashion week de París, os enseñaré mis sitios favoritos.
Sólo en París me nace esta sonrisa…