Recorrer por la carretera los diferentes pueblos de Tenerife, permite conocerla mágica y completa pluralidad de esta isla.
Así, desde arriba, casi rozando el Teide nevado y preparados para bajar desde el verde y el frío húmedo de la montaña hasta el calor del mar azul.
Bajando desde el Mirador de Montaña Grande a San Juan de la Rambla, se describe la esencia múltiple de la isla.
Una ruta que habéis seguido desde los diferentes reportajes de WOMANWORD. Una ruta desde Punta de Hidalgo hasta Candelaria, pasando por El Médano, El Sauzal, Bajamar, La Orotava para llegar hasta Garachico, Adeje, El Socorro y el puertito de Güimar describiendo un estilo de vida completo que describe a estas gentes y su saber vivir.
La tranquilidad de la vida aspirando el aroma que emana de los pinos canarios y así, cruzando la chaqueta sobre el cuerpo, poniendo la mano como visera ante las gotitas que se desprenden del mar de nubes al ascender por la carretera al Teide por el pueblo de la Esperanza, admirar en derredor desde el Mirador de Montaña Grande su vasta vegetación.
Hasta llegar al pequeño pueblo de San Juan de la Rambla donde sus gentes se conocen por el nombre propio y la torre de su campanario clama por la vida pérdida de uno de sus niños.
La arquitectura canaria describe el blanco de sus construcciones y los colores amarillos chillones para alegrar la vista y los corazones. En rededor, el verdor de la montaña contrasta con el azul del mar y el aroma dulzón de las plataneras.
Un pueblo en el que pararse a perder el tiempo, sentarse en uno de sus bancos y ganar la batalla al reloj.