El Sauzal: Un refugio de paz

 

Antiguamente, las mujeres de El Sauzal bajaban de la montaña al lavadero municipal aprovechando el manantial natural que fluía de las entrañas de la piedra.

Colores, rutinas y una naturaleza virgen siguen hoy presentes en un pueblo en el que sus calles tranquilas ponen nombre a cada uno de sus habitantes.

Entre el menú de día con alimentos canarios y las construcciones de piedra y paredes blancas, el tiempo se congela en Tenerife.

Abajo, los barrancos conducen al mar que rompe valiente contra la tierra dejando tras de sí espuma blanca.

Por los montes, el verde se encarama y crea visiones utópicas y atemporales.

Hoy, la tecnología ha convertido El Sauzal en Tenerife en uno de los jardines más bonitos y con mejores vistas de la isla.

 

 

Ya nadie viene a lavar sus sábanas ni a recoger con cestas la colada. Ahora, éste maravilloso jardín, deja fluir el agua con estanques limpios y flores de colores que crecen por doquier.

Apoyar la espalda en la piedra permite mirar al horizonte azul dejando atrás el verde y conjugar aromas desde  el salitre hasta el jazmín.

Una experiencia plural en la que descansar en plena naturaleza. Un remanso de paz desde el que encontrar el balance, la pausa y seguir andando empapados por el rocío que despierta el mundo.

Un día más, reconfortante, desde la ventana al mundo que ofrece este rincón.