La costa de la isla de Tenerife tiene pueblos típicos llenos de encanto.
Uno de mis favoritos, es el pueblo pesquero de El Médano.
Sus calles estrechas, sus construcciones de los ’60 y el estar rodeado de la fuerza de las montañas que lo rodean.
En colores ocres y arena negra a la izquierda del pueblo, con pequeños senderos desde los que llegar a calas secretas.
A la derecha, de arena blanca, la playa de la Tejita, rojiza montaña en la que cobijar a los naturalistas. Más allá, en su amplia playa, el kitesurf juega con las olas pintando el cielo de colores.
En el pueblo, pasear por su paseo martítimo entre tiendas de surf, artesanía en sus calles de piedra y música en directo es toda una gozada, sobre todo cuando llega la hora del café y uno puede disfrutar de un leche y leche en una de sus maravillosas terrazas con una vista de postal.
Merece la pena perderse en las islas canarias y disfrutar de un micro clima perfecto.