Sentada con Andrés Notario, jefe de cocina del Hotel Océano Health Spa, descubro cómo se combinan y crean con magia unas dietas estrictas, para hacerlas sabrosas, completas, complejas y apetecibles.
La dieta thalasso se inspira en la talasoterapia y recupera el sabor del mar contando calorías y creando platos saludables, completos y ligeros creando un total de 1400 calorías al día.
Para comer en este resort, se comienza por un desayuno buffet en el que hasta el bacon contiene cero grasa y los huevos fritos se han hecho a la plancha, eso sí, conservando todo el sabor.
A la hora del almuerzo, la carta se despliega y entre la variedad ofrecida, resulta imprescindible degustar los langostinos con arroz, espinacas y emulsión de almejas; las vieiras gallegas con papas arrugadas y mojos canarios verde y rojo o los penne de marisco, tomate y albahaca.
De postre, quesos canarios con miel de palma y frutos secos y para beber cualquiera de sus vinos típicos canarios: el Tinto de Tacoronte o el rosado de Isora, ambos dulces, con cuerpo y múltiples notas fáciles de captar.
Para la cena, sopa de marisco realizada con pescado fresco y caldo de pescado con azafrán y alga dulce, además de cherne, salmón, acelga, zanahoria, arroz y cebolla. De segundo, dorada al horno en papillote con cero grasa, calabacín, tomate, alga nori y aceite de pimentón. Suave, ligero y bajo en sal.
De postre, normalmente, alguien que siguiese el menú talaso estricto, comería toda la fruta que quisiera. En mi caso, me decido por el semifrío de vainilla y chocolate.
Así, Andrés desarrolla una carta completa de productos del mar, baja en calorías, vegetariana, adaptada a cada uno de sus clientes y que contiene, además, algunos platos de carne para hacerla completa y al gusto.
“Hay que aprender a comer y dejar que cada parte del cuerpo haga su función, en sus tiempos para que el cuerpo adquiera de forma sana y equilibrada los nutrientes”, reflexiona.
Cocina al vapor, sólo usa aceite de oliva virgen extra y se adapta a cada cliente con una limpieza extrema de su cocina y sabiendo qué usa para qué evitando alergias e intolerancias.
También ha aprendido a cocinar para los pacientes del método Mayer que desarrollan su propio menú methabolic balance a quienes mediante un análisis de sangre les establecen qué alimentos puedes comer y cuáles no. “Esta dieta es para toda la vida, por lo que es importante enseñarles cómo hacerla rica y variada. Es muy importante llevar una dieta adaptada a uno mismo según genética y según actividad”.
En la carta, casi permanente y con seis tipos diferentes de algas, todo está controlado y especificado.
Andrés ha aprendido a cocinar según una idea, una necesidad y con unos ingredientes determinados: “Estoy preparado para todo”, broma añadiendo que tiene tres hijas.
Este cocinero ha viajado por todo el mundo dejándose influir por las diferentes costumbres y productos y eso, sumado a su faceta familiar, hace que su cocina sea plausible, real y cercana.
“A los cocineros nos nutren las experiencias. En 16 años he visto cocinar un mismo producto de mil maneras diferentes, porque al final, cada uno elige lo que a sí mismo le define. Yo soy muy flexible”.
Como despedida, una crema de verduras, calabaza, cebolla, zanahoria y picatostes bien calentita, conejo en salmorejo con aroma de orégano y salsa realizada con hígado, pan, tomillo, romero y sal pimienta. Y como dulce punto final a esta experiencia, mousse de chocolate sobre una cama de ensalada de frutas.
Gracias, Andrés.