Entre el ritmo acelerado del pago de facturas y reclamo de cobro, reuniones, negativas a las colaboraciones unilaterales y al trabajo gratuito, una necesita de vez en cuando respirar.
Mientras intentaba volver a mi centro a pesar de los empujones de Madrid , recibí una llamada My Thai invitándome a formar parte de una de sus terapias.
Lo primero que recibí fue un té orgánico y una charla en un sofá.
Entre Mará José y Marina Dominguez, me explicaron la importancia del “cuerpo libre” y de encontrar el balance escuchando lo que los diversos malestares físicos representan.
Para ello, primero me realizan un diagnóstico basado en una conversación: qué me duele, qué creo que necesito… pero a la vez, analizan cómo me muevo, cómo hablo, cómo me siento, cómo sonrío, el tono de mi piel, mis hombros, la forma de mi cuerpo, de mi cara…
Me realizan un diagnóstico en el que se analiza mi ciclo menstrual, el apetito, la cantidad de líquidos ingerida, la altura, el peso, mi función intestinal, la actividad laboral y física, el estrés emotivo e incluso la propia personalidad.
Me explican que según el análisis morfológico dividido en cuatro grupos, pueden analizarse diferentes patologías y rasgos de personalidad comunes en cada uno de esos grupos.
Para sacar las malas energías de los órganos internos, me sometí a un masaje visceral. Éste método ayuda a encontrar el balance mediante la liberación de la tensión acumulada en los mismos.
Resulta curioso cómo mientras se ejerce la presión y a una le cuesta respirar, la necesidad de expresar lo que sentimos aparece en la punta de la lengua a la vez que una calma nos inunda y de repente la solución a diferentes problemas que nos rondan la cabeza, a las situaciones estresantes en las que nos vemos envueltos o las emociones causadas por personas tóxicas que nos afectan.
Es cierto que no mejora la situación económica, pero sí cambia la forma de entender lo que nos sucede de forma más objetiva, menos personal y con mayor capacidad de actuación.
Tras el masaje visceral, osteopatía, reiki y shiatsu craneal hasta encontrar un punto de relajación completa.
Para ellas, el masaje tiene un componente emocional muy fuerte, buscan que el paciente se encuentre a sí mismo, que sea él mismo el que reconozca y acepte sus problemas y soluciones. Ellas, dicen, sólo marcan el camino al balance superando los bloqueos mediante una liberación psicosomática, según explican para WOMANWORD.
“El masaje es total entrega, cariño, cuidado y contacto sin esperar nada a cambio”, reconoce Marina.
De hecho, hablan de cómo la necesidad de contacto y afecto puede llevar a hacer enfermar a las personas.
Y es que en My Thai la diferencia fundamental es que una no elige venir a darse un masaje pagando por él, una viene a que la conozcan y reconozcan, a que la ofrezcan un masaje adaptado a sus necesidades, real, cambiante y preciso.
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