Carmen Cordón Muro y sus letras

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Lo que iba a comenzar como la entrevista de su nuevo hotel (Hotel Posada Terra Santa), es ahora un perfil, una entrevista, una conversación, unas letras en un papel que la definen y que sobre todo, dan ejemplo.

Cargada de fuerza, tenacidad y poesía, Carmen Cordón Muro es una luchadora de los pies a la cabeza y aunque ella no se dé cuenta, la fuerza de su sonrisa es contagiosa. Su mirada sincera no ofrece escudos y hablar con ella resulta tan natural y cercano que su presencia se torna inspiradora.

Carmen siempre ha sabido andar sobre sus propios pies. Se forjó su camino en paralelo llevada por su pasión  por las historias ajenas y por las palabras, esas que bordan papeles en blanco y vuelcan sentimientos vomitados en espiral y que remueven las entrañas.

Artículos y crónicas detenidas en el tiempo y recuperadas desde el exilio poquito a poco, como buscando la vuelta a la esencia, al arte que define tras pararse para contemplar los palacios de los insectos que volaban a su alrededor.

La vida la enseñó coraje y la impidió parar a llorar, tomando aliento a bocanadas siguió adelante sobre un  pasado que la describe y la estremece, que sin tapujos habla honesta a quien la pregunte y que surcó los primeros trazos de una gran novelista.

Entre las letras de su novela, el amor a su familia y el orgullo que siente por sus miembros queda presente. Desde la sencillez del lenguaje narrado con naturalidad describe una historia desarrollada en prisma entre el cautiverio de su padre, la desesperación de la familia, la ineficiencia de las pautas marcadas, los roces entre las escalas de poder y los intereses políticos. Deshumanidad al cuadrado y una vida que se perdía en la distancia. Una historia que desgarra al saberse real y que desde sus tapas rojas estremece los corazones más puros.

Aún emocionada, pero sin perder la seguridad en sí misma, reconoce que el miedo nunca se pierde. El amargor del secuestro, la inhumanidad y la avaricia que sesgaron corazones pone aún la piel de gallina y en un pedestal, su padre, a quien honra con su caminar seguro, le recuerda quién es con los pies en la tierra y el corazón al rojo vivo.

Empresas y crecimiento, profesional y personal. Conoció al amor de su vida y entre carcajadas aconseja que una relación ha de crecer en la voluntad y en el respeto, en saber comunicar y en la inteligencia de querer estar con la otra persona, entenderla y saber relativizar.

Su marido, compañero de fatigas, es un hombre de bandera. Ignacio Jiménez la acompaña caminando en paralelo, ambos han crecido compartiendo la almohada y han descubierto que el secreto de la vida es ser dueño de tus tiempos.

Ahora su tiempo, el de ambos, se detiene entre sus pasiones, la de ella su columna de los viernes (¡el sueño de toda periodista!), sus novelas y entre ambos, la reconstrucción de lugares escondidos entre la historia de la ciudad, capaces de sacar la esencia de la tierra y de hablar de quiénes éramos.

Hoy, su pequeño hotel, es una casa de huéspedes de cuatro estrellas en el corazón de la Palma medieval. Como un tesoro, la Posada Terra Santa llegó a ellos entre los escombros de una casa familiar cerrada y derruida.

Conoce su historia.

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