María López Linares abre la puerta de su tienda de Claudio Coello en Madrid, dejando tras de sí unas pequeñas escaleras que suben al cielo de la historia.
Entre preciosas mesas de época realizadas por su padre, diferentes recuerdos se dejan sentir y llaman la atención de quienes recorren sus pasillos. Unos sobre otros, alborotados, coleccionados en un orden impuesto por ella misma, sus réplicas brillan personales a la par que sus pequeñas exposiciones hablan del amor a lo antiguo, a la elegancia y al savoir faire de la paciencia.
Como herencia, la artesanía y el conocimiento de una familia de anticuarios.
López Linares habla de tradición y sobre todo de pasión por las antigüedades, ésas que constan de más de 125 años, realizadas a mano y de calidad, pero también de las piezas vintage, que son esas con las mismas cualidades: “No todo es vintage. Para ser una pieza vintage debe estar realizada con mucha calidad, a mano, debe ser una pieza exclusiva y de un buen diseñador”, admite con el gesto serio, para ella marcar la diferencia es lo importante.
Gran documentalista, María fluye entre los libros de historia, los artículos y las obras de arte. Buscadora de historias, nutre su blog con anécdotas nacidas de las joyas que ella admira y que hablan de momentos, de economía, de sociedad, de arte, de cultura y sobre todo, de personas.
Y es que hablar con ella es todo un paseo por el tiempo. Sentada entre sus colecciones, la artesanía brama mientras la campanilla de la tienda no deja de sonar recibiendo visitas de quienes buscan algo más, una pieza diferente que parezca haber pertenecido a su familia desde generaciones, complementos reales de los años ’30, ’40 o ’50 exclusivos como guantes, mantillas, pañuelos o tocados o simplemente visitar las exposiciones efímeras y temáticas que María realiza en la tienda con sus piezas de colección propia recolectada alrededor del mundo y que cuenta con especiales elementos como las joyas diseñadas por Elizabeth Taylor para la casa Avon, mientras explica graciosa que la firma primero vendía libros y regalaba perfumes, hasta darse cuenta de que éstos eran el atractivo principal de su venta, después, vendía perfumes y regalaba bisutería, hasta que el proceso se desarrolló del mismo modo y con tal fuerza, que diferentes estrellas de cine diseñador su propia colección para la firma de puerta en puerta llegando a convertirse en los mayores productores de bisutería del mundo en los años ’60.
Otra de las maravillas de su colección son las joyas de los años ’30 de Miriam Haskell o un juego de novia completo de los años ’20 realizado en cera, cuya historia habla de la Primera Guerra mundial, de una pareja rota y de un ajuar preparado que nunca se estrenó.
Artesanía, sentimientos y grandes detalles, eso es lo que López Linares ofrece en su tienda. Un pasado presente en nuestros días y muy bien adaptado en sus redes sociales y en su tienda online.
El gusto por lo antiguo la hace llegar a joyas preciosas y cargadas de personalidad como el collar de Desayuno con Diamantes, los pendientes de La Joven de la Perla, las joyas que llevaba Grace Kelly en su boda… Joyas que han hecho historia y que ella, recrea en fieles y precisas reproducciones realizadas a mano por sus maestros artesanos seleccionados a nivel internacional: en Italia un maestro artesano le confecciona las piezas barrocas, en Francia se encargan del encaje… anillos, broches, tiaras, coronas, relojes… todo ello realizado con tal mimo que lo cierto es que una vez se tiene la pieza en la mano, resulta casi imposible determinar a simple vista que su antigüedad aparente no es real.
“Yo vendo ilusión”, sentencia orgullosa María y lo cierto, es que lo hace.

by WOMANWORD
1 comentario
Bueno,me he quedado impresionada,parece que el tiempo se ha detenido en ésa tienda,museo,porque es lo que parece.Cuanto amor debe dedicar su dueña a todas sus piezas ,tanto, que creo que le costará desprenderse de los objetos que venda.En cuanto pueda me paso a ver ése recuerdo de la historia.