Con la sala principal maquillada y llena de luces rosadas, la cola que recorre el pie de Montmartre muestra rostros de todas las edades, género y nacionalidades. A punto de que comience el espectáculo, dentro, los trajes de sedosas plumas de marabú de élèvage homologué (animales vivos que no son asesinados para el desplume sino que viven de manera natural y en las mejores condiciones para que su pluma nazca sana, larga y fuerte), comienzan a bajar de sus escondites anti luz y polvo, para dar comienzo a la otra coreografía, la que se da tras bambalinas, en el backstage, dividida por zonas, con nombres, orden y salidas, con 12 personas dispuestas para vestir a los 80 bailarines de la escena (20 hombres y 40 mujeres) y con los técnicos previsto para el desarrollo normal y al quite para ocultar los pequeños detalles que puedan darse durante la representación.
Y es que pulir y perfeccionar, limpiar y corregir es la base de un espectáculo repetido desde 1999. Esta es la razón por la que los directores acuden a los espectáculos, dos por noche, de dos horas de duración y representados seguidos, para coger nombres y pequeños detalles a mejorar. Con su lista en mano, al día siguiente, los bailarines y bailarinas mencionados deberán presentarse a ensayo durante la tarde.
Entre los pasillos, los encargados de los espectáculos de acrobacias que parten las escenas en cuatro tiempos, estiran y calientan sus músculos.
Quedan pocos minutos para que dé comienzo un espectáculo que hace repetir a quienes vienen a verlo, reír a carcajadas y conseguir que las palmas de las manos piquen de tanto aplaudir.
Alex y Ernesto son una bailarina y un bailarín del Moulin Rouge que lograron superar las duras audiciones internacionales y las tres semanas de ensayo intensivo para prepararse y aprender todas y cada una de las técnicas exclusivas del Moulin. Su baile entraña diferentes estilos: clásico, contemporáneo, jazz, claquet, funky… además, la pose, la sonrisa, el carisma, la mirada a un público que iluminado les mira cara a cara, la seducción, la coquetería el maquillaje, la peluquería, el aprender a andar y bailar con enormes trajes que cambian el centro de gravedad y sobre todo la unidad. Un ballet es una familia, un solo cuerpo que se mueve a la par.
Tranquilos antes de comenzar su primera función del día y cansados tras los ensayos de la tarde, sonríen ante las preguntas de Rocío Pastor Eugenio al frente de WOMANWORD:
“Para mí, formar parte del Moulin Rouge es un sueño que no puedo explicar. Yo tengo formación en clásico y trabajaba como show girl en Las Vegas, desde que ví la película quise ser parte de esto, ser parte de la historia. Cada noche me visto de princesa y busco la pasión por mi trabajo haciendo cada noche diferente y compartiendo esa energía que se crea con un público que viene a vernos y que hasta llora de la emoción que siente. Eso no tiene precio, es una emoción constante”, declara Alex. Bailarina.
“Imagínate, yo viene a París sólo para hacer la audición, todo en un sólo día. Se pasan muchos nervios, hay muchos bailarines de mucha calidad compitiendo contigo por un mismo puesto. Un puesto que si consigues deberás mantener por que detrás de ti hay una lista enorme de personas que lo quieren y que luchan por él. Cuando lo consigues y vienes a vivir a París es un sueño. Las tres primeras semanas tienes que aprender toda la coreografía y estar preparado para salir a escena, es muy estresante, pero una vez arriba, cuando las luces se encienden, estás bailando en el Mouline Rouge y todo merece la pena”, Ernesto. Bailarín.
Las luces se encienden en el escenario y el calor inunda la sala con la primera bocanada. Es la presentación de una representación mítica que se adaptó a los nuevos tiempos bajo el nombre de Music Hall y el concepto de Mistinguett, en 1907: Un espectáculo en partes, con luces, plumas, brillo, animales y como no, las escaleras.
Este nuevo concepto acompaño a las bailarinas y show girls de bailarines de alto nivel que sobre pasaban al chico guapo que posaba y acompañaba a las chicas en el antiguo cabaret.
Un espectáculo que mueve pasiones y hace soñar con sus armoniosas voces, sus luces, el color y el movimiento de la escena.
La sorpresa es constante, no sólo en los momentos de baile sino en sus intermedios con sus asombrosos roller, los divertidos acróbatas o los sensacionales equilibristas.
Las imágenes creadas sobre el escenario son impresionantes. Una de ellas es la que lleva a cabo Olga, una de las bailarinas aleccionada para bailar en el agua con ocho pitones, cuidadas por dos profesionales durante el día y que cumplen todos los requisitos de vida saludable y seguridad. Y es que ser parte del Moulin prepara a los bailarines para cualquier pesquisa.
Otros que viven como señores son sus seis pequeños Falabelas, que preparados para la escena, lucen pequeñas botitas y tocados de plumas para acompañar a las chicas a las carreras.
Must Seen
La magia del Can cán Francés y sus múltiples acrobacias deja boquiabierto al plantél con sus momentos de salto, flexibilidad y hasta break dance tan desmesurados que obligan a gritar: Vive la France! sin recato.
Fotografía y Texto por Rocío Pastor Eugenio.
Fotografía 100% libre de retoque digital. Como siempre aquí, en WOMANWORD.
Haz click en cada foto para verla en detalle y alta calidad.
Todos los textos e imágenes tienen derechos de autor. All Rights reserved. © Rocío Pastor Eugenio ® WOMANWORD
Más información
2 comentarios
C’est un spectacle magnifique et impressionnant. La précision de la chorégraphie et le niveau de performance des numéros en font un spectacle enchanteur dont la réputation n’est plus à faire, qui transporte le spectateur dans un monde de féérie où l’on reste confortablement installé même une fois le spectacle terminé.
En bref, une soirée magique!
Asistir al espectáculo en Le Moulin Rouge, aparte de transportarte al mundo de la bohemia del siglo pasado, tiene que ser todo un lujo para los sentidos y sobre todo poder disfrutar del resultado de unos ensayos durisimos en los que los artistas se dejan la vida. Es bueno dejarse acunar de vez en cuando por la ilusión y la fantasía.