La prima “Susi”

2

Fotografía y Texto por Rocío Pastor Eugenio.

Fotografía 100% libre de retoque digital. Como siempre aquí, en WOMANWORD.

by WOMANWORD desde-mi-ventana. Torino.

by WOMANWORD desde-mi-ventana. Torino.

Llegué a París como quien llega a pisar sus sueños. La ciudad de la luz se abría ante mí con sus preciosos edificios, su música de acordeón y su Torre Eiffel coronando el cielo que atardecía en rosa.

Los mejores modelitos acorde con la ciudad de la moda, un cigarrillo de vogue en una mano y en la otra un crêpe sucrée para sentirme la más parisina del universo. Lo que me faltaba… parlotear entre gorjeos el idílico idioma del amour.

Así pues, me apunté con media docena de los inmigrantes que pisábamos suelo francés a las clases que el ayuntamiento ofrecía en cursillo intensivo de verano. Podría decirse que la ONU tenía de internacional lo que la muela del juicio comparada con nuestra clase.

Junto a mí, entre las mesas organizadas en círculo, para facilitar la comunicación y el entendimiento, una coreana a la derecha y una granaína a la izquierda. Ante nosotras, el libro de texto y el estuche abierto de par en par volviendo a recordar cómo me sentía en las clases del instituto.

Mientras subrayábamos la siguiente lectura, nuestra querida profesora Caroline, ataviada con una blazer color plata reflectante, nos invitó a hablar en voz alta y frente a la clase de algo relacionado con: “Les soucis”.

Nosotras, pálidas, sin ver escrito a qué se refería y luchando por entender su cerrado acento bretón, nos miramos entre nosotras preguntándonos a que se refería con la tal Susi, qué podríamos decir de ella o si conocíamos alguna…

La granaína, muy resuelta, decidió exponer su punto de vista: “Nos está preguntando por su prima la Susi, pues vamos a ver, ésta muchacha quería alquilar un apartamento, ¿no? Pues venga, vamos a hablarle de la Susi y de su viá”.

Así que las tres, como pudimos, le empezamos a relatar una historia improvisada sobre la prima Susi, que no encontraba apartamento,  que además le encantaba comer tortilla española y que se había venido a París a ser sommelier.

Al comprobar el estupor en el rostro de nuestra querida maestra y las risotadas del resto de la ONU, las tres, impávidas nos quedamos observando a Caroline esperando, con ojos de cordero degollado, una resolución.

Cuando entendimos que Les Soucis no tienen nada que ver con una mujer llamada Susi y que lo que nos preguntaba era por las preocupaciones que pueden surgir al vivir en una ciudad diferente, no pudimos más que partirnos de risa y decirla que nuestra mayor preocupación era encontrarnos con la tal Susi.

A pesar de todo, aprobamos el curso sin ningún soucis.

Esta historia es un hecho real.

Share.

2 comentarios

  1. Me muero de la risa al imaginaros, las tres echás palante y saliendo de un embrollo como quien lo hace todos los dias.Bendita juventud con la ilusión por bandera, vuestro es el mundo.

Leave A Reply