Señala el diseñador Tony Ward que su inspiración para crear una colección en la que los paillettes, el strass y los bordados han sido el máximo representante como generadores de luz en los vestidos, ha sido William Turner y su pintura: Tempête de neige hannibal traversant les Alpes. Lo cierto es que viendo el óleo, su colección se resume a la perfección.
Bruma, luminosidad, volumen y dorado, mucho dorado. Pequeñas manchas que sugieren relieves y abstracción en la luz. Ese es el concepto de una colección cabal que sigue una línea de desarrollo consciente en la que una fotógrafa como yo, se permite jugar con la luz y la sobre exposición en su cámara, disfrutando y jugando en arte con la misma.
Una colección cálida en la que se apuesta por el cuero y el satén y sobre todo, por encontrar la luz entre la oscuridad más sinuosa.
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