EL Florido Pensil

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Por Rocío Pastor Eugenio.

Ahora, en unos días, meses y años demasiado largos en los que mirar hacia atrás no resulta tan lejano, ni el nacional catolicismo tan anticuado, resulta imprescindible tornar la mirada hacia la burla crítica, la razón aguda y la movilización informada. En una época en la que las reformas negativas del Partido Popular nos sitúan muy cerca de la España de Franco, la maravillosa obra de El Florido Pensil, de Andrés Sopeña Monsalve, nos recuerda en qué nos convirtieron, qué somos y plantea de forma magistral si es eso lo que queremos.

Narrado desde la experiencia y esmerada caligrafía de un niño de la escuela nacional católica, nos presenta la historia de España desde sus libros reformados. Poniendo las tildes sobre las íes desvela una forma de pensar y adoctrinar no tan lejana.

Repetición, letra arremolinada, términos narrados en jeroglíficos, historia segmentada, inventada y estigmatizada, quema de libros, prohibición de ideales, miedo, sangre y disciplina férrea de cuerpos trabajadores y cabezas vacías. Prohibido preguntar, prohibido alzar la voz. Así se educaba en la España de postguerra asegurando la continuación de un pueblo sin sublevaciones, vacío, barato, religioso y temeroso de Dios y sus castigos, de Franco y su unidad, del espía y el chivatazo, de la apariencia y el machismo, de lo nulo y lo vacuo. Una España recuperada de sus cenizas e inculcada mediante la fuerza, la milicia, la policía y la ley impuesta, como entonces, somos ahora.

Así lo narra Sopeña: “La lógica de tanta y tanta sandez”.

“Un refrendo ideológico para la empanada moral social, política y económica (…) Loable aspiración, vive dios; y muy meritoria, si se tiene en cuenta el marco intelectual sugerido: Lejos de nosotros la funesta manía de pensar”.

Tal como entonces, “la España oficial va por un lado y la real, por otro”.

Y es que entre tanto golpe y tanto daño parece que nos hemos olvidado de lo que somos capaces de conseguir dejando a un lado a esos farsantes fraudulentos que nos roban y nos asolan. El Florido Pensil nos hace recordar:

“Total que los españoles somos la pera; la pera honrada, por mejor decir. Una raza sin par de místicos y caballeros, de capitanes y conquistadores, de santos y ascetas, decía el libro. Aunque ni el Ruiz ni yo sabemos nada de los ascetas esos, que lo comentamos. De los Santos, sí; claro. Como que hay  para llenar un libro; el de Santos Españoles, concretamente. El caso es que aquí no pasa como en otros sitios (…) Pero la civilización esa no se entera. Y mucho liberalismo y mucha democracia, que son los sistemas políticos que están deshaciendo al mundo. Ya ves tú, el liberalismo, que pone que encomienda todo al azar de los hombres y no cree en la Providencia; que hay que estar ciego para no creérsela, que no hay lección en que no salga, que se pasa la vida poniéndonos a prueba. Por si no era bastante, el liberalismo defiende además la libertad de conciencia y la libertad de pensamiento y de enseñanza, que están condenadas por la Iglesia. Y es un virus, cuyos engendros son el socialismo, el comunismo y el anarquismo”.

Un libro muy bien documentado, burlón, completo, inteligente, inocente y veraz. Necesario para sacar sonrisas entre las brumas y razón entre la niebla.

MUY RECOMENDABLE, vamos que te lo leas, no te vas a arrepentir.

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Literatura

 

Portada. El Florido Pensil. Crítica.

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