Por Rocío Pastor Eugenio.
El apocalipsis o el fin del mundo, en laico, siempre ha sido un tema muy recurrente a la hora de intentar concienciar barra atemorizar a la población, (el – con letras para mayor énfasis en la lectura, disculpen la licencia).
Con él se ha intentado dominar imperios, masas de población y hasta el subconsciente con las consabidas pesadillas que el fin de lo conocido versus muerte total, conlleva.
Pero lo cierto es que el fin del mundo ha pasado de ser un tema tabú, innombrable, temido… a ser un tópico manido, una excusa de marketing y una artimaña que los ecologistas quieren utilizar para cambiar el maravilloso compendio capitalista del vive hoy piensa mañana, si eso…
Cambio climático, ciclogénesis histérica, jersey en agosto y sandalias en diciembre… todo eso son chorradas, casualidades térmicas que se dan por la globalización… igual de normal es que se ahogue medio Filipinas que ver un oso polar que ha llegado flotando a la misma plaza de Callao.
Total, hazle una foto y súbela a Instagram.
Ya todo da igual, hoy en día todo vale. Desde unos fotógrafos que buscan el premio WPP mientras ven morir a través de su objetivo a una niña afgana asesinada a golpes, hasta un pueblo atemorizado que evita rugir ante la hecatombe de abolición de derechos que sufre su país: la mujer reconvertida en objeto sin mente ni capacidad de decisión propia gracias al nuevo aborto ilegal que bajo una comisión de 15 hombres decidirán sobre el cuerpo y vida de las mujeres, sanidad y educación privadas, monarquía putera, adjuntos al monarca y a la constitución ladrones a cara descubierta e impunes, religión católica autoimpuesta, subida de los precios, bajada de salarios, emigración obligatoria… todo ello en apenas unos años y en un país en el que se prohíbe protestar so pena de 30’000 euros y al que Europa, avergonzada por su vuelta al franquismo, da la espalda y se tapa las orejas.
Y así nos pasa, nos volvemos grises y la muerte ni se plantea. El fin del mundo nos da igual por que lo difícil es llegar al final del día con una sonrisa y un plato caliente para cenar, porque en España, aunque sigamos mirando a otro lado entre futbitol, cañas, lotería, putas, machistas y bandas sonoras infernales y hagamos de la miseria un espectáculo en el que los ricos deben ayudar a los menesterosos… familias enteras son desahuciadas sin tener dónde ir a manos de los bancos, cada día más ricos ante una España cada día más rota, mientras seguimos pensando en nacionalismos y la subida de la luz o el último hit de un tal Paquirrín, casi un 30% de los niños y niñas españoles sufren MALNUTRICIÓN.
Por todo ello, seguiremos caminando por la calle olvidando quienes somos, bajando la cabeza avergonzados, temiendo que vuelvan a subir el precio del transporte público o de los alimentos, de la luz, del agua o que nos despidan. Grises, acobardados, apaleados, seguiremos haciendo cola detrás de maniquís de plástico sin ser capaces de distinguir en qué nos hemos convertido.
Y mientras todo esto sucede, otro año termina. Feliz 2013 y feliz nuevo, razonado, lleno de coraje, ganas, tenacidad y fuerza, año 2014.
Alza la voz, ríe, viaja, aprende, lee, para, respira, comienza, vive, sé tú mismo, sé tú misma, persigue tus sueños y sobre todo lucha, sigue andando, alza la mirada y enfréntate, humano, a todo y a todos los que no respeten quienes somos.
POR UN 2014 LLENO DE HUMANIDAD
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1 comentario
Todo está dicho, me suscribo fielmente a todas tus afirmaciones.Sólo me queda añadir una cosa, WomanWord, ya me quedan pocas ganas de reír pero seguiré rebelándome en mi medida contra las injusticias .