Por Rocío Pastor Eugenio.
Hasta el 27 de octubre de 2013, la Foundation Cartier de París ofrece al atrevido visitante la obra del artista Ron Mueck.
La escultura hiperrealista llevada al extremo. Las sensaciones de los asistentes se multiplican por mil al descubrir la humanidad en cada gesto, en cada rutina, convertida en arte.
Este conocido escultor ya nos sorprendió con sus esculturas monumentales, sus seres humanos multiplicados, sus expresiones, su color, sus bebés recién nacidos, el miedo, el amor, el hastío…
Sus esculturas alcanzan la perfección desde todos los ángulos. Desde Dead Dad, en la que utilizó su propio pelo para dar vida a esta figura de su padre fallecido, sus creaciones crecieron reproduciendo fielmente los detalles del cuerpo humano. La escala es su gran aliada, de la reducción a la máxima ampliación: Boy.
Exactitud, trabajo profesional, fidelidad… una alabanza al Ser Humano, al individuo, a la grandeza y a las miserias. Espejos reflejados en los que las sensaciones se descubren a flor de piel y sacuden al espectador entre el escalofrío y la sublimación.