La maravillosa Cristina Iglesias inunda el Museo de Arte Reina Sofía con su exposición temporal Metonimia.
Desde la primera escultura que uno encuentra en el recorrido, ya puede sentir la fuerza de cada una de las piezas, transmitida sin reparos, sin medias tintas. Sincera, completa, compleja y sencilla, al mismo tiempo, representa la naturaleza, ese todo que todo lo envuelve.
Uno puede formar parte de cada escultura, sumergirse en su esencia, compartir su energía, atravesarlas y vivir dentro de ellas un ensueño creado sintiendo lo orgánico que fluye por cada habitación.
El cemento, el bronce, la resina, el poliéster, la fibra de vidrio, el agua, la madera, la cuerda… pesadez, ligereza, luz, sombra, frío, calor, motivos naturales, letras escondidas, mensajes inacabados que llegan con maña y fuerza.
Fluye el agua, el paseante se abre camino entre los laberintos consentidos, misteriosos y experimenta una naturaleza contenida, desgarrada, espacios donde esconderse, meditar, descansar, desaparecer, jugar y ser uno mismo en un bosque paralelo.
Rincones del alma, magia, ambiente, color… una escultura de sensaciones, real, tangible y emotiva.
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