– América, de Kafka.
Un viaje impresionante a través de uno mismo, de los miedos y del océano, cuya última frase arrancará de los labios del lector un sonoro: “¡MÁS!”
– Esperadme en el cielo, de Maruja Torres.
Premio Nadal 2009
Una vez más, la gran Maruja sabe rodearse de grandes amigos, mentes y frases que dan sentido a un todo con base en Madrid, recorriendo sus calles, sus altibajos y, a base de libertad creativa, los corazones más sentimentales.
– Es difícil ser feliz una tarde, Gloria Fuertes.
La poetisa más dulce regala versos entre sonrisas, un café calentito e historias de domingo y días de quedarse en casa:
“Igual que a mí me gusta amarte pronto.
Que no presentí olvidarte nunca
Igual que supe lo de amarte siempre.
Amo amar a quien sea como sea
Sin amor no me hallo en parte alguna.
Amo al mendigo igual que a la laguna
Por eso a veces sé que soy poeta”.
– Caperucita en Manhattan, de Carmen Martín Gaite.
El descubrir una ciudad desde el corazón y el estómago. Una emigración grata y una aventura con forma de jamón que nos transporta entre magia y grandes dosis de cultura en capítulos introducidos por citas de grandes clásicos: “La Aventura. A quien dices tu secreto, das tu libertad. (Tragicomedia de Calisto y Melibea)”.
– Elvis Karlsoon, de María Gripe.
Un libro de esos que dicen “infantiles” y que entrañan entre sus tapas una sabiduría que no debe olvidarse aunque los años pinten canas. Sobre cómo tratarnos a nosotros mismos, a nuestros sueños, a nuestros hijos y a los demás. Precioso.