SUBPRIME es la última obra que ha estrenado el Teatro Fernán Gómez de Madrid. Frente a una multitud de rostros conocidos y concienciados, subía el telón ante una representación coordinada, capaz y sincera que desvela, muestra y desgarra con una realidad, la de los poderosos y un día a día real, que supera la ficción.
La historia, de Fernando Ramírez Baeza, ha sido dirigida por Ricardo Campelo e interpretada por la compañía Subprime Teatro.
Subprime es el título y la denominación de la obra. Basada en términos económicos, cada personaje desarrolla su propia forma de expresión y su lenguaje según su situación social y puesto de trabajo, así pues, se diferencian perfectamente al representante del gobierno, al director de la gran empresa del IBEX 35, al informático freelancer, al activista, al guardaespaldas, al ciudadano, al empleado, al directos de banco… cada cual modula y se expresa según el nivel de poder y seguridad que baraja entre sus manos.
El ritmo frenético de la obra lleva por senderos en los que la manipulación se torna la llave de apertura de las puertas más blindadas. Un engranaje en el que todos deben a todos, en el que la ley se ajusta, la economía une de forma global y los intereses económicos mueven el mundo.
Frente a los poderosos y sus juegos de ajedrez en altas esferas, un ciudadano, una conciencia, una trama perfecta, que pone en jaque a todos aquellos jamás amenazados por alguien que no lleve un traje.
La inteligencia contra el poder, cueste lo que cueste en un ritmo rápido de evolución, acción y desarrollo inteligente, sagaz y estudiado, con frases lapidarias de una triste realidad: “Los tontos dan liquidez al mercado y hacen más listos a los listos”.
Lenguaje económico, político, técnico y social. Tensión, vértigo y una realidad conocida a la que cerramos los ojos y que nos sume en una profunda recesión económica, en guerras y nos organiza en una pirámide tan alargada que tanto las altas esferas, como la base de la misma, están convencidos de que no hay forma de conseguir que nada vaya a cambiar en las bases podridas de una sociedad vendida…
Pactos, favores, presión, ¿qué hay debajo de la realidad?
“Los dos motores que mueven el mundo son el dinero y la envidia”.
Cámaras de seguridad, vigilancia, control, OPAs, mercados, deuda, “vivimos en una democracia de medios”, la moralidad como excusa, intereses ocultos, negocio, negociaciones, carencia de ética, manifestaciones, ausencia de miedo, ausencia de piedad… y todo ello en un entorno que engloba el exterior y el interior de una oficina y toma vida frente a los ojos de los espectadores en una obra muy bien escrita y perfectamente interpretada.
Y para terminar, una gran ovación para una compañía que unida y entera, agradece al público su tiempo sin ser conscientes de que es el público quien agradece un trabajo profesional, cuidado, perfectamente desarrollado con un ritmo in crescendo y una obra que engancha desde el primer segundo provocando que uno quiera saber más, descubrir el próximo paso, la próxima jugada incluso antes de que se realice y cuando así pasa, seguir adelante hasta el esperado desenlace final, ese que pone en pie a la audiencia con la mirada fija y la cabeza en movimiento en signo de absoluta aprobación.
2 comentarios
Considero necesario leerte y seguir tus pasos, de pequeño era aficionado al teatro, me alegra saber que el teatro sigue vivo y que tu interés cultural lo mantiene en alza.
Como siempre un articulo genial WomanWord.En un mundo en el que todos somos marionetas a merced de la politica, del poder y del dinero que juegan con nuestros hilos a su disposición a penas nos queda nada de nuestra identidad, salí con un sabor amargo de ver la obra de un realismo aplastante y con un trabajo de actores trepidante en cuanto al movimiento y el lenguaje.es necesario ir a verla.