Fotografía y Texto por Rocío Pastor Eugenio.
Fotografía 100% libre de retoque digital. Como siempre aquí, en WOMANWORD.
Más tímido, intimista y a la vez sagaz en sus respuestas, Pablo Larraín, el director de NO, habla claro y sin titubeos sobre su película y sobre la realidad latinoamericana junto a su compañero de viaje y presentaciones, Gael García Bernal.
Así pues, éstas son sus declaraciones:
España es un país que al igual que Chile, tuvo una dictadura y también conoció el fascismo. De alguna manera ha vivido su forma de reconciliación.
La gran noticia de que la película esté nominada es que permite que más gente se acerque a ella.
Como realizador, uno busca historias originales, interesantes en las que poder desarrollarse con honestidad y libertad. Todo el mundo sabe como Pinochet llegó al poder, pero poca gente sabe cómo salió del poder. Además, todos sabemos que normalmente, los dictadores no abandonan el poder mediante procesos democráticos.
La película mezcla la lógica de la publicidad con la comunicación política, tiene muchos elementos subversivos, filosofía, películas interesantes, preguntas peligrosas… es la historia de la épica de un país que finalmente logró cambiar el destino de nuestra sociedad. Es nuestro punto de vista subjetivo que establece muchas preguntas de carácter social e ideológicas que tienen que ver con los medios.
Debo admitir que cuando, hace cinco años se propuso el proyecto, me dio un poco de susto porque es una materia muy importante para nosotros que implica meterse en algo muy importante para mucha gente sobre lo que todos los chilenos, independientemente de su ideología y su biografía, tienen una opinión al respecto.
Al tiempo, es una historia que si bien pasó en Chile hace 25 años, termina siendo contemporánea ya que muchas de las realidades de distintos países, la gente ve reflejada su propia realidad en la película y eso es fascinante.
Quise contar con Gael desde el principio, es un privilegio, es un tremendo actor que, personalmente, me gusta trabajar con actores misteriosos, con potencia, capaces de ponerse una película sobre los hombros, de guiar el relato. Ha sido un aprendizaje.
La película está filmada en el mismo formato en que se realizó el archivo, con una cámara tubo de los ’80, la primera forma que hubo de hacer vídeo para crear una ilusión en el espectador y no pudiese diferenciar entre las imágenes de archivo y la película. Así, el documental se convierte en ficción y la ficción en documental. Es la magia de cine. A parte, es una pequeña protesta en contra de la hegemonía de HD que hace que todas las imágenes se vean igual, perdiendo identidad. Hoy día, en esta obsesión por la resolución hemos llegado a homologar nuestro imaginario y eso me parece particularmente peligroso.
La campaña del NO fue un elemento catalizador de muchos años de manifestaciones en contra y acciones políticas que crearon una oposición muy inteligente y muy fuerte en contra de Pinochet. El NO fue el último empujón que ayudó a que mucha gente terminase de vencer el miedo y acudiese a votar en contra. En mi país, las reacciones han sido impresionantemente diversas en relación a la película, hemos tenido comentarios muy positivos y muy negativos, pasando por todo el espectro intermedio, lo que es sano e interesante, significa que la película no crea indiferencia.
Finalmente, la película no es condescendiente ni con un sector ni con el otro. En Chile, todo el mundo tiene una opinión al respecto, a veces la película no legitima lo que ellos recuerdan. Nosotros le hemos dado la perspectiva filosófica de cómo la publicidad influye en la política. Hay una suerte de mapa de lo que vino a pasar en Chile después, pues si bien el NO ganó aquel día, también hubo algo del SÍ, que ganó, que fue el negociar con Pinochet, pues Pinochet jamás fue juzgado y murió libre y millonario.
De hecho, la gran mayoría de los responsables de las violaciones de los derechos humanos en Chile, de las torturas, de los asesinatos sistemáticos… son personas que caminan libremente. Además, coexistimos con una Constitución muy poco democrática, que fue la que publicó Pinochet con un sistema binominal que favorece a la derecha.
Para la derecha, la película muestra una campaña totalmente absurda y un Pinochet incapaz de expresarse por sí mismo. Y por otro lado, la izquierda quiere legitimar su participación en esto y acusan a la película de no hacerlo. Yo me pregunto que si la historia misma no es capaz de legitimar algo, cómo va a hacerlo una película. Así, la película no se enmarca en ningún sector, lo que para mí es estupendo ya que el arte no tiene ese rol, sino que simplemente invita a la reflexión.
Por todo ello, era necesario documentarse muy bien, hemos realizado una investigación de dos años en la que entrevistamos a muchísima gente, a quienes realizaron la campaña. Revisamos textos de analistas, históricos… para reflexionar sobre el tema y darlo a conocer desde el punto de vista de los publicistas, en lugar de hacerlo desde el punto de vista de los fascistas o de las víctimas. Con toda esa montaña de información, nuestro guionista tuvo la lucidez de crear este relato. Al mismo tiempo, Andrea Chignoli, nuestra montajista, tuvo la enorme labor de organizar este montaje.
En esta película han trabajado muchas personas que han logrado hacer algo verosímil, estética y narrativamente, contrastado con esa realidad. Los actores han trabajado muy espontáneamente, para crear algo que se respirara real.
Creo que es esencial recordar la historia y el pasado de los países. La memoria es la que nos ayuda a comprender el presente. Sin un ejercicio de memoria sólo se piensa en la inmediatez y el pensar que la humanidad somos lo que somos en este momento, me parece muy peligroso. Es necesario ir hacia atrás para comprender lo que somos hoy en día.
Sí el pueblo de Chile volviese a las urnas, creo que el porcentaje del Sí, sería mucho menos al 45%. En Chile ya no queremos a alguien que gobierne como un iluminado capaz de gobernar sin la voluntad del pueblo, capaz de administrar quien vive y quien no o el tamaño de su billetera a costa del Estado. Me parece que nuestras sociedades aprenden y que este tipo de películas reflexionan en torno a eso.
Los participantes de la campaña del NO, invitaban a vencer el miedo. Los primeros que tuvieron que vencerlo fueron ellos mismos, para poder hacer este trabajo y sacarlo adelante. Por eso este trabajo es interesante, habla de aquellos que sufrieron el destierro, que podían tener más rabia y que logran derrotar el miedo y entienden que el camino correcto es el de la lógica y el de la alegría.
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