Fotografía y Texto por Rocío Pastor Eugenio.
Fotografía 100% libre de retoque digital. Como siempre aquí, en WOMANWORD.
Auguste Rodin, qué decir tiene. Sólo su nombre evoca imágenes en la mente: El Pensador o Las puertas del infierno. Éste parisino nació en 1840 y dedicó su vida al mármol, a la escultura. Crean humanidad del bloque, detalles de la materia. Siguiendo la corriente impresionista, dió vida a las esculturas públicas y fue denominado como el “primer moderno”.
Hoy, sus obras se encuentran a buen cobijo en una impresionante mansión construida por Jean Aubert, comprada en 1820 por la Sociedad del Sagrado Corazón de Jesús y después, propiedad del Estado arrendatario de artistas de la altura de Jean Cocteau, Matisse, Isadora Duncan o Rainer María Rilke.
Después, el Hôtel Biron y sus jardines de tres hectáreas de superficie, también sirvieron como residencia de escultor y así, fue reconvertida en museo a las espaldas de Invalides, cerca del metro Varenne.
Fue el propio escultor, que conoció el éxito y la riqueza en vida, quien eligió tan portentoso lugar en 1916, realizando donaciones para ello: biblioteca, museo y manuscritos: 6500 obras, dibujos y esculturas, 1700 pinturas y 7000 fotografías.
Así, tanto en las diferentes viviendas que componen la mansión, sus plantas como en sus jardines de dos recorridos: Orphée y Des Sources; las obras de Rodin cobran vida, fuerza e historia.
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