Le Chat Noir

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Si en París has de pensar en un barrio de artistas y cancán, todos alzamos la cabeza desde el Sena para mirar esperanzados hacía Montmartre.

Le chat noir. Fotografía de/ por Rocío Pastor Eugenio. WOMANWORD

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Así, subir hasta Sacre Coeur atravesando las tiendas de tejidos, girar ala izquierda y bajar hasta el final de la calle, asomarse a la barandilla dejando las galerías de arte atrás, ver París a tus pies y después bajar a la izquierda por sus sinuosas y blancas callecitas.

Le chat noir. Fotografía de/ por Rocío Pastor Eugenio. WOMANWORD

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Ahí, justo antes de llegar a la rosada casa de Utrillo cercana al Lapin Agile… se alza el Musée Montmartre, mansión reconvertida en Museo y que comparte espacio con los viñedos del cartier, conservados y replantados desde 1933; los jardines Renoir, en los que, dicen, el pintor descubrió su interés por la naturaleza y el impresionismo con Torse, effet de soleil o La balançoire, columpio aún conservado; el atelier de Renoir, Suzanne Valadon, Emile Bernard, Emile, Othon Friesz, Dufy y hogar de Léon Bloy o Pierre Reverdy, entre otros.

Le chat noir. Fotografía de/ por Rocío Pastor Eugenio. WOMANWORD

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Pintores, artistas, escritores, poetas… todos convivieron en este barrio, en esta mansión o cerca de ella, dejando un encanto especial enganchado a las paredes, una energía que trasciende y supera.

De este modo y hasta el 13 de enero, bajo el slogan: “Arts et plaisirs à Montmartre”, desde 1880 a 1910, y con la imagen de Le Chat Noir de Théophile Alexandre Steinlen,

Carteles de Jules Chéret o Toulouse-Lautrec, inundan las habitaciones y sus balconadas. El bar conservado, el piano y sus velas, pequeñas mesitas en las que compartir el vino, los poemas y la miseria, cuadros por doquier, naturaleza y música de acordeón y versos enredados.

La bohème a golpe de acuarela, gatitos y viñetas, el arte libre que retrata historias, cómics, crítica e historia. Una de las más conocidas es Le Histoire de Maigrou et de Blanchet, fiestas, cafés, bailarinas, prados, impresionismo, recódos, cabaret, Les arts incohérents y hasta Antonio de la Gandara retratado junto a Le Chat Noir bebiendo en un platito de leche.

Le chat noir. Fotografía de/ por Rocío Pastor Eugenio. WOMANWORD

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Ironía y corazón para superar momentos difíciles en una época apenas sostenible.

La historia de un barrio desde 1870 retratada en sus carteles. Guerra, política, tradición, novedad, siluetas, teatro, arte, comedia, pierrots, absenta, burlesque, viñetas, simbolismo, creatividad, expresión, sentimientos, vestidos, una forma de vivir, la expresión de una época que aún retumba, cambio, visionarios, crítica, un día a día en escaleras de caracol y sonido de acordeón entre pintores, prostitutas, literatos, libertinos… una sociedad gris manchada de sonrisas forzadas contra lo demacrado bañando de ensoñaciones y cultura una vida evolucionada.

Coches, carretas, caballos, casino, Moulin Rouge, una ciudad ordenada y caótica, la belleza de la vie en verso y cantinela francesa.

El arte con mayúsculas y un gato que simboliza una vida en los tejados y corazones libres, desarrapados.

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