Suspense

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La habitación Roja, de Nicci French.

Angustia. Letras que se amontonan y ahogan al lector en un mar de dudas y un camino oscuro que se desvela al ritmo que el autor decide. Cicatrices, asesinatos, sospechosos, crímenes, pruebas, apariencias, peligro, realismo sobrecogedor, atractivo y seres derrotados que se salvan y se destruyen.

– Metamorfósis, Kafka.

Uno de mis autores predilectos. Su narrativa acaricia el alma con razones que sobrepasan el intelecto y bailan con él.

La metamorfosis aúna suspense, filosofía, psicología, política e incluso religión. Una obra maestra que merece ser leída con avidez. Y si tras ello, alguien no queda consternado, tocado, diferente, despierto y vivaz, debe volver a releerlo.

El tulipán negro, de Alejandro Dumas.

Poco puede decirse del gran Dumas y su creatividad.

Aventuras, cartas, política, rivalidad, bandos, sangre, guerra, horticultura, tulipanes, secretos, condenas, amistades, rivalidad, exilio, ruina, derecho, justicia y una descarada crítica.

Un encargo difícil, de Pedro Zarraluki.

Premio Nadal, 2005.

Una violación, guerra, desamparo, exilio, personajes que esconden quien son, pasados latentes y presentes difíciles que se abren paso a base de lucha constante y fuerza de espíritu que se alza entre los pusilánimes y el dolor. Maravillosa.

“Cuando salió a la plaza, Felisa García avanzó unos pasos para buscar la sombra de la higuera, y se quedó allí retorciéndose las manos con la mirada perdida en el mar. No estaba segura de lo que acababa de hacer, pero tenía la impresión de que el mundo se desordenaba cada vez más y que había que intentar evitarlo”.

“Nadaré tranquila y no sufriré pensando que tengo los pies a muchísima distancia del suelo. Tampoco pensaré en las medusas ni en todo lo que pueda haber por debajo de mí. Me limitaré a disfrutar, y no me pondré nerviosa porque sabré que nada es la única manera que tenemos de volar como los pájaros”.

Crimen y Castigo, de Dostoyevski.

“Aquí comienza una nueva historia, la historia de la gradual renovación de un hombre, de su gradual resurrección, del paso lento de un mundo al otro, a una realidad nueva, hasta entonces desconocida por completo. Podría constituir el tema de un nuevo relato, pero éste ya ha acabado”.

Es el último párrafo de otra de las grandes novelas de la historia. El relato psicológico de un crimen y la duda de si realmente existe el castigo.

Los rusos y su estilo marcaron el tiempo y la razón. Su peculiar descripción de personajes, caracteres, sentimientos, pensamientos, su análisis pautado y preciso del alma humana y sus vaivenes.  El miedo, la sangre y el ser humano como animal arrinconado, cobarde y negligente.

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