Los Divinos

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Fotografía y Texto por Rocío Pastor Eugenio.

Fotografía 100% libre de retoque digital. Como siempre aquí, en WOMANWORD.

Mientras en la Plaza de Santa Ana, diversos grupos reclaman el derecho y acceso de todos y todas a la cultura con la consigna #nosincultura y utilizando como telón de fondo el mismísimo Teatro Español, fuerte que los actores utilizaron para encerrarse reclamando una España justa que respete al Ser Humano y sus derechos. Dentro, bajo la dirección y Dramaturgia de Marisol Rozo y la dirección musical de Ara Malikian y Juan Francisco Padilla, Los Divinos honrarán a la cultura y el trabajo duro con su presencia y majestuosidad hasta el 6 de enero.

Y es que Los Divinos es el mejor título que estos artistas multidisciplinares podían dar a su espectáculo. Aunando música, danza, canto, interpretación, expresión gestual, comedia, parodia, humor, lírico y arte en 360º, sus cinco intérpretes, con la ayuda de dos maravillosos regidores que se atreven a todo: Fernando Clemente y Javier Alonso Rodríguez, dan vida a una historia divertida y entretenida que cuenta la vida de 5 hermanos, virtuosos de la música.

Pero lo cierto es que esta obra es mucho más. Apta para toda la familia, sobre la escena se demuestra como el trabajo constante da paso a la excelencia y ésta al juego.

Divirtiéndose sobre la escena, Ara Malikian y su incansable violín, el cuál es capaz de tocar bailando y haciendo cabriolas a un ritmo tal que las cerdas de su arco se rompen fatigadas ante tanta perfección y vitalidad; José Manuel Zapata y su perfecta entonación de tenor hacen las maravillas del público, al cuál es capaz de anonadar y embelesar en partes iguales mezclando impecable canto con divertidísimas escenas de humor absurdo; Juan Francisco Padilla, tímido y encantador, muestra cómo la técnica y el alma se mezclan en su guitarra, la cuál es capaz de tocar  tumbado en tensión abdominal; Dulce, risueña y encantadora, Inma Almendros es una con su violín y por último, Jorge Fournadjiev  gruñón y sorprendente demostrará todos la versatilidad del violonchelo.

De esta forma, rock, pop, guiños, ópera y música clásica de conforman en un todo internacional y multicultural que nos devuelve a la excelencia de la calidad y lo bien hecho, que eleva el listón hasta la capacidad humana por el buen gusto y la posibilidad de mejora y evolución más allá de lo vulgar que colma nuestros días denigrando el intelecto.

Una apuesta y un recordatorio de lo que somos capaces mediante la música y el humor. Tanto es así, que el espectáculo rige su tempo entre las piezas, las escenas, las palmas y las risas corales.

Tchaikovsky, Verdi, Dvorak, Mascani, Di Capua, Paganini, Albéniz, Saint-Saens, italiano, español, alemán…  La capacidad del directo y la piel de gallina. Belleza, elegancia, color, descaro, dulzura, maestría, capacidad, trabajo y diversión. La cultura chorrea a borbotones e invade la sala esparciendo felicidad, aunando todas las épocas en una, bajo el sonido de lo posible dando comienzo, sin duda, al sueño: a la era del Ser Humano.

Impresionante, imprescindible y necesaria.

Acerquen a los más jóvenes a la música de verdad, esa de la que nace todo lo demás.

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