César debe morir

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Los hermanos Taviani han consagrado su vida al cine.

Durante el ciclo de cine Italiano de Madrid, Paolo Taviani presentó su última apuesta: César debe morir y además, recogió el premio honorífico a toda una carrera.

Paolo Taviani. Fotografía por/ de Rocío Pastor Eugenio. WOMANWORD

La película, que es candidata al Oscar, Oso de Oro del Festival Internacional de Cine de Berlín (Berlinale) y nominada a tres Premios del Cine Europeo (Mejor Película, Mejor Director y Mejor Montaje), refleja la realidad carcelaria bamboleada por el arte.

En esta ocasión, basado en hechos reales, ya que los actores son los mismos presos y el set de rodaje es la cárcel de Rebibbia, de Roma.

Los hermanos han decidido contar a 360º con una historia que comienza y acaba con la misma imagen, cómo el teatro sirve como forma de expresión que permite un conato de libertad gracias a la magia de las vidas paralelas que se crean durante la representación.

La cultura atraviesa los barrotes y llega a los reclusos más alejados de la misma, condenados por homicidio, crimen organizado, tráfico de drogas… en el ala de máxima seguridad. Una realidad dura y a la vez, llena de esperanza.

El Julio César de Shakespeare hace resonar sus versos entre las celdas, los pasillos, los patios y, por último, la escena. Los presos voluntarios a tal efecto, ponen toda su pasión, su concentración y sus vidas al completo en entender a los personajes y sentir como ellos y transmitirlo así al público. Su pasión se contagia al resto de reclusos e incluso a los guardas de seguridad.

Un conato de luz nace en sus vidas sin libertad y el drama clásico les revela respuestas y sentimientos propios: verdad, mentira, traición, elecciones difíciles, poder, amistad…

Una realidad deshumanizada de la que escapan durante unos minutos para, cuando acabe la función, volver a sus celdas, cuyas paredes se ciernen sobre ellos: “Desde que he conocido el arte, esta celda se ha convertido en una prisión”, dice uno de los protagonistas.

Así, el blanco y negro de sus vidas, congela el tiempo y el espacio y se contrapone con el color de la representación en una metáfora clara sobre sus vidas.

El arte como elemento que eleva el alma, abre la mente y toca el corazón. La educación es la única manera de evitar que un Ser Humano se pierda. Tanto es así, que tras la película, dos de los presos han publicado sus libros y otro, ha salido en libertad y acude a las presentaciones a las que los hermanos Taviani ni pueden asistir, para promocionar su película.

Tierna, fuerte, melodiosa, confinamiento, represión, literatura, colaboración, ilusión y realidad. Una apuesta por la humanidad y las oportunidades a través de la cultura.

Mi nota: 10

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