Ernst Umhauer: Una mirada

Fotografía y Texto por Rocío Pastor Eugenio.

Fotografía 100% libre de retoque digital. Como siempre aquí, en WOMANWORD.

Él sonríe atento a las palabras que, a toda velocidad, hace llegar hasta ellos la entregada traductora. Nervioso, baja la mirada mientras escucha todo lo que sucede a su alrededor. Estamos en la presentación de la última apuesta del cine francés creada a base de un texto español: Dans la Maison.

Fotografía de/ por Rocío Pastor Eugenio. WOMANWORD

Primero en el photocall y después en la rueda de prensa, Juan Mayorga y François Ozon, custodian al que, sin duda, es la nueva promesa del cine francés: Ernst Umhauer.

Sin parangón, éste joven de 23 años, ha resultado toda una revelación gracias a su brillante actuación en el que supone, su primer papel protagonista.

Después, a solas, durante la entrevista con WOMANWORD, conocemos a otro Ernst Umhauer.

Fotografía de/ por Rocío Pastor Eugenio. WOMANWORD

Al principio, aparece tímido e inseguro, lo demuestra rozando sus labios, mirando con cautela y casi de reojo y pensando hasta la última sílaba de cada respuesta. Es natural que sienta miedo teniendo en cuenta que éstas son sus primeras declaraciones internacionales.

Poco  a poco, adquiere confianza y crece sobre sí mismo, la sonrisa le delata y las palabras fluyen con fuerza cuando la entrevista se torna una amena conversación sobre lo que él más ama: la interpretación.

En la película, sabe reflejar los anhelos, las maquinaciones y un “continuará” que se tornan presentes en miradas frías, calculadas y arrebatadoras.

Seguro, conciso y capaz, da vida a dos personajes en uno, a diálogos enmarañados entre lo que dice y lo que parece decir gracias a una mirada inminente y unos rasgos tan afilados, como la inteligencia que demuestran tanto su personaje como su interpretación.

“He hecho mucho teatro y me encanta. Ahora me llaman más para hacer cine, pero amo el teatro, en él hay que colocar la voz, proyectarla, vivir el directo, utilizar el cuerpo y lo más importante, la relación con el público, vivir su respuesta”, declara.

Un actor de método que reconoce, prefiere trabajar sobre el guión, casi de forma compulsiva, ayudado por las correcciones e indicaciones de su director.

Valiente y decidido, afirma que aunque se sentía muy abrumado por la oportunidad, el texto y sus compañeros de rodaje, no podía permitirse ni un segundo de duda si quería dar todo de sí en un proyecto que, confiesa, le encantó desde el principio: “Sabía lo que me esperaba al trabajar con Ozon, pero él consigue crear un escenario perfecto, bien definido. Sabe lo que quiere y eso hace muy fácil el trabajo y da mucha seguridad al actor. Además, he aprendido mucho de Fabrice Luchini, es un actor muy gestual y además, hace mucho teatro y monólogos. No he tenido la necesidad de leer los libros que su personaje me prestaba en la película porque, entre toma y toma, me los recitaba de memoria. Es impresionante”.

“Mi personaje es un gran seductor y eso es muy interesante de interpretar. Él consigue hacer lo que quiere, es un gran manipulador. No soy introvertido, pero yo también era el chico de la última fila en clase. Al contrario que mi personaje, no me burlaba de mis compañeros sino que siempre buscaba hacerles reír”, confiesa.

Cuando le pregunto sobre cómo se ha sentido al tener tanto peso a la hora de utilizar la expresión corporal en su interpretación, su respuesta es clara, directa, sencilla y gestual, tan solo: Una mirada.

A la que añade: “Para mí son muy importantes tanto el texto como la importancia de la expresión corporal, ambos unidos crean una gran interpretación”.

“Un artista se reconoce por los papeles que interpreta. No me interesa el dinero sino los grandes personajes y los buenos proyectos. Ahora, me siento muy bien. Estoy viviendo una experiencia impresionante. Es una gran oportunidad que estoy aprovechando al 100%. Estoy muy feliz”.