Por Rocío Pastor Eugenio.
La Gaviota de Chéjov es una obra cumbre, universal que presenta la realidad y las relaciones humanas de forma visceral cruda. Una vez más, se versiona para sacar a la luz los sentimientos, los gritos y el silencio de una familia cuyos miembros no terminan de aprender a volar.
En el reparto de la versión de Daniel Veronese, Miguel Rellán, Marina Salas, Pablo Rivero, Malena Alterio, Diego Marín, Malena Gutiérrez, Anibal Soto, Alfonso Lara, Susi Sánchez y Ginés García Millán, defienden sobre las tablas de las Naves del Español, en el Matadero de Legazpi una nueva visión, actualizada y respetuosa con la obra original.
Así, los actores van llenando la escena, observando al público y comentando lo que ven, hasta que con la primera declamación, la cuarta pared, invisible, se alza cual muro de acero aislando a esos personajes que construyen su verdadera y propia identidad ante los ojos petrificados del público.
Este grupo de grandes actores consigue crear una energía en la escena en la que tanto el caos desatado como cada silencio, la ironía de sus textos conjugados y sus propias acciones y actitudes crean un todo con sentido claro, estructurado, natural y verdadero.
La obra reflexiona, critica y sienta precedente. Un texto clásico, la literatura elevada y el teatro como puerta de salida y contagio al intelecto que desenvuelve entramados en los que la filosofía, la política, la psicología, la sociedad, la literatura o el arte dramático pasan por su análisis sagaz, en una crítica a 360º interpretada de manera excepcional por este grupo de 10 que aporta una nueva visión sobre ésta gran obra.
Egos, vacío, realidades caleidoscópicas y soledad en una casa atestada de gente. Personajes en los que merece la pena “bucear”, amores frustrados por el cinismo, de sentimientos expuestos, desmedidos, miradas necesitadas mal enfocadas, culpables de lo que hacen y de lo que permiten.
Unas tablas copadas de reflexión en las que el amor se trunca y la obsesión atrapa cual reflejo de una sociedad que no evoluciona y cuyos individuos desaparecen incapaces de ser.