Nexo y Jaleos

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Por Rocío Pastor Eugenio.

Está claro que el Ballet de Víctor Ullate es sinónimo de calidad, profesionalidad y experiencia. Teniendo esta premisa clara, no es de extrañar que la Sala Roja, la grande, de los Teatros del Canal, de Madrid, esté a rebosar. Nadie quiere perderse el último espectáculo de la compañía: Nexo y Jaleos.

Y la verdad es que ver el espectáculo sentada al lado del coreógrafo, de gran Víctor Ullate, hace apreciar cada salto, cada entrada y cada pirueta, desde una óptica caleidoscópica.

Mientras su compañero Eduardo Lao, sale al espectáculo para explicar a los más pequeños qué es lo que están a punto de ver, Víctor sonríe en su asiento, pero en cuanto bajan las luces y las figuras de los bailarines aparecen en la escena, éste concienzudo coreógrafo desdibuja la sonrisa, afila la mirada, junta las manos en su regado y con la pierna cruzada marca el ritmo de forma imperceptible. Sagaz y concentrado, Víctor sigue cada movimiento haciendo apuntes mentales y correcciones milimétricas. La perfección no es para él otra cosa el trabajo constante y el tesón.

De este modo, tres coreografías llenan la escena.

La primera, Nexos es coreografiada por Arancha Sagardoy y Alfredo Bravo. Ambos, eligen la danza contemporánea bajo las notas de Stravinski para mostrar el movimiento y su complejidad.

Según la compañía, ésta pieza representa: “la fragilidad de la fuerza fugaz de la juventud, el cuerpo y su materia a ritmo implacable. La consagración de la primavera, la metamorfosis a través de un rito. Una ceremonia que tiene la juventud y la sorprendente fuerza y vitalidad del ser humano como meta. La unión entre los ciclos de la naturaleza y del ser humano, el nexo”.

Tras Nexos, llega Y en la que Eduardo Lao juega con la fragilidad del ser humano fusionando danza clásica y contemporáneo.

En la escena, una luz tenue y dos bailarines que emergen en dueto masculino de entre las sombras creando bellas imágenes que simbolizan al ritmo de Gustav Mahler, la fragilidad del ser humano y la fuerza del destino, el arrastre de este y la imposibilidad de cambiar el propio sino.

El coreógrafo advierte haberse inspirado en Lieder einesfahrenden Gesellen (Canciones de un compañero errante), de Gustav Mahler y los muestra en diálogos constantes y sensibles que hablan de la relación que existe entre el hombre y su destino interpretado por Josué Ullate y Cristian Oliveri quienes bailan hasta sin música creando con sus cuerpos el compás de figuras ante un espejo en libertad y dependencia.

El cierre al espectáculo llega de mano de un ballet-bulería que combina los Jaleos en cuenta repetida: “1, 2, 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10”, de Eduardo Lao con el gran Jaleos de Víctor Ullate estrenado entre vítores hace 16 años y que hoy vuelve  a poner en pie al auditorio.

Dicen que se trata de un ballet neoclásico, lo cierto es que ver el flamenco destilado, convertido en movimientos clásicos que han estudiado la esencia de esta danza milenaria y han recogido su esencia, su fuerza y su forma, creando con ello algo nuevo, algo muy especial que merece la pena ser vivido. Ante la escena, los sentidos se obnubilan porque Jaleos combina impresionantes y rápidas entradas y salidas en la que la danza en grupo, en pareja  y la individual crean imágenes bellas, concisas, equilibradas y perfectamente coordinadas.

Víctor Delgado pone la música a un Jaleos que innova y potencia su fuerza expresiva.

Así, diferentes estilos, diferentes músicas, diferentes coreógrafos, se funden bajo el amor por la danza que refleja sensaciones, historias, momentos, personajes, ternura, fuerza, complejidad, sencillez, firmeza, delicadeza y sobre todo tiempo y ritmo coordinados.

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