Por Rocío Pastor Eugenio.
La Maison Europeenne de La Photographie de París, ofrece dos grandes exposiciones de fotografía en la que la mirada sobre la moda, parte de la visión de Alice Spring y Charlotte Rampling.
Cada una de ellas, entiende la fotografía de forma diferente aunque ambas bajo el prisma del retrato en blanco y negro como paradigma que conlleva la transmisión de realidades que transportan y que generan opiniones sobre la comunicación que parte entre el observador y el observado.
Alice Spring, mujer de Helmut Newton, comenzó su carrera en París en los años ’70 disparando de tal forma que su personalidad se hizo reconocible, al igual que lo hizo su marido y cuya exposición a compartido sus días en París.
Representa la realidad con un punto de picardía y descaro. En sus fotografías se aprecia lo personal de las historias que cuenta en ellas. Humana y realista, muestra los defectos que convierten lo excelente en humano. Para ella, estas pequeñas virtudes se consiguen con el entendimiento desde diferentes puntos de vista que determinan diferentes formas de ser, de vivir, de pensar, de amar e incluso de morir.
Sus retratos se muestras reales, sin retoques, sinceros y naturales buscando en el fallo la verdad del hechizo. Entre ellos, rostros conocidos como Yves Saint Laurent o Gerhard Ritcher; y otros anónimos pero reconocibles, cercanos y posibles.
Por otro lado, en esta muestra, Charlotte Rampling descubre su Albums Secrets hasta el 26 de agosto.
Su personalidad, decían, será siempre un misterio. Se cultivó en cine, escena, música y fotografía.
Una artista plural cuya mirada derretía a quien osaba plantarse delante y con la que supo plasmar personalidades y realidades difuminadas en las que un velo de soledad, frialdad y catarsis se deja adivinar en contraposición con la belleza del lujo y de la felicidad pactada.
Un canto a la sinceridad representada con zoom, el zoom de lo humano frente a frente bajo la luz de un fotomatón.