El Panorama de Gerhard Richter

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Por Rocío Pastor Eugenio.

El Centro de Arte Pompidou de París obsequia a sus visitantes con la exposición Panorama, sobre la obra de Gerhard Richter.

Gerhard Richter ha expuesto por todo el mundo. En sus trabajos se encuentra la sobriedad y el arte de lo concreto. Al igual que su obra, los vídeos de la exposición muestran como en su atelier, sus pasos y sus procedimientos se tornan concisos y metódicos.

La perfección es el resultado del trabajo constante, de la tenacidad y de la pasión por lo que uno hace.

El alma sale en forma de arte en la especialidad para la que cada uno nace y trabaja para desarrollar. En el caso de Richter es la pintura.

Del realismo más determinado a la abstracción absoluta. Como Picasso, cultivó diferentes técnicas con el fin de buscar nuevas cotas que rebasar con su pintura en un camino perenne que conlleva a la superación personal y el movimiento constante de reciclaje y evolución.

El trabajo personal del artista demuestra cómo su única búsqueda es la de su propia expresión.

De la pintura fotográfica que él mismo determina como “the most unartistic thing that anyone could do”, representa imágenes cotidianas en blanco y negro en las que lo representado se encuentra corrido, velado, desenfocado, perdido. Poco a poco evoluciona al color siguiendo ésta misma técnica en la que lugares, costumbres, guerra, fauna y desnudos tienen cabida.

Los retratos tanto humanos como marinos saben reflejar las sensaciones tanto del representado como de quien lo contempla.

De esta forma, la abstracción va llegando, poco a poco pasando por los pantones a los sentimientos más básicos representados a base de brochazos y mezcla de texturas. Así, pueden observarse en la colección la juventud, diferentes personas de su vida, los meses, lugares…

“Grey is a color”. De esta forma el autor dejaba ver que éste color, el gris, podía llegar a ser para él, el más importante de todos ya que era el significante de su forma de relacionarse con el mundo: “I didn’t want tos ay: It is thus and not otherwise”. Y su representación del mismo en diferentes tonalidades llenas de matices y juegos de percepciones.

También, merece la pena resaltar sus paisajes en los que mezcla su época realista con la contemporánea, ya que para él, no existía diferencia entre un paisaje y una pintura abstracta: “they are a type of yearning”. Para él, la abstracción es real, es un paisaje, un sueño.

Una exposición que merece la pena ser recorrida y más teniendo en cuenta que se encuentra en la sexta planta del Pompidou, donde las vistas de París son espectaculares y en cuyo museo, las visiones de la realidad se vuelven personales y diferentes en un juego onírico, vicioso y secreto de almas abiertas en canal, tridimensionales, enardecidas que reflejan retazos de vidas pasadas y figuraciones de las futuras, de mundos paralelos, de mestizaje, de crítica y de recodos. Palabras suspendidas, tiempos lentos, desigualdad, acumulación y efecto. Ruinas y color, realismo y abstracción, provocación y desafío que sólo es posible en el mundo del arte.

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