Entre el internacional mundo de París encuentro un reducto que me devuelve a mi España querida, a mi Madrid, al acento castizo, al gusto por la artesanía, a la ausencia de ego de creador y a la calidez de quienes hablan la misma lengua en un país diferente.
Las costumbres y las maneras me dejan ver un showroom cargado de elegancia, sensaciones y calidad. Un maestro artesano español me recibe en la entrada grabando iniciales en preciosos cuadernos de piel teñida, una reminiscencia al trabajo que la firma, Loewe realiza 100% en nuestro país, como alabanza a la calidad en tejidos y procesos.
Después, mediante modelos también españoles llenos de personalidad y saber estar, como Antonio Navas, a quien viésemos en los desfiles de Madrid o Cristian Cruz (los mejores del momento según las encuestas aunque alejados del canon parisino de delgadez extrema y rasgos etéreos), la casa me muestra su última colección primavera verano 2013.
La piel, rasgo característico de la firma, alcanza su máxima expresión creando piezas en las que la piel es de tal calidad que el forro resulta innecesario. Caídas, volumen, tejidos que merece la pena acariciar y la ligereza impresa en ante, piel, cocodrilo o avestruz, crean una colección realizada para ser sentida.
La inspiración castiza: Toledo, la costa brava, Picasso y su época cubista o las aceras de Barcelona, componen patrones y estampados.
Los must de la temporada lo componen las piezas en oro, color insignia de la casa, chaquetas reversibles, bolsos de fin de semana de una suavidad extrema, interiores con impresiones perfectas y los tonos que evolucionan del tierra al azul.
Los cortes de la alta burguesía de los años ’40 y ’50 se combinan después con aquellos trajes de los años ’70 en los que la silueta del hombre se alargaba y se volvía esbelta y elegante.
Vuelven los pantalones pijama, de nuevo el interior se exterioriza en un afán por dejar atrás los prejuicios estéticos en pro de la funcionalidad y la comodidad propia.
Y como nota estrella la napa 7000 cuyo grosor no llega a medir los 0’7 milímetros creando piezas confortables, frescas y agradables que dan a nuestra piel el cariño que se merece aportando además, una gran movilidad.
Detalles
El foulard desbanca a la corbata y de nuevo la ausencia de medias se torna imprescindible.