Por Rocío Pastor Eugenio.
Ayer, yendo en el metro de Madrid un par de jóvenes se subieron con un pequeño aparato de música y una gran pasión en la mirada. Bajo la excusa: “Hoy en día quieren que trabajemos gratis, así que lo único que nos queda es nuestra música”, llevan a cabo sus sueños como vía para poder seguir adelante abriendo un pequeño camino bajo la fuerza de sus tenaces pasos.
Sin duda, se trata de un momento en el que el poder se corrompe y vence, ya sin remilgos ante la opinión pública. El Estado del bienestar quedó atrás y el capitalismo se adentra en una nueva forma de vivir autoimpuesta y ciega.
Por eso, ver a estos jóvenes que critican una democracia inexistente que nos obliga a sonreír desde jaulas de oro, representa una de las esperanzas más fuertes que tenemos: Una apuesta por la expresión y la creación de una conciencia social a través de la cultura.
Con este pensamiento atravieso la Calle del Pez y llego a uno de esos rincones de la capital en los que el concepto cultural y libre vibra en cada esquina, es el Teatro Alfil.
Al sentarme en una de las mesitas que decoran el espacio, la pantalla me devuelve la misma imagen que traía en mi mente, un billete de un dólar sobre el que diferentes citas a lo largo de la historia han reconocido la importancia del dinero en una sociedad que desde lejos ha vendido, sin saberlo, sus ideales por una pieza de oro, un coche mejor o tres televisiones en un solo apartamento.
“Es tan pobre que no tenía más que dinero”, afirmaba el gran Sabina.
“Si el dinero va delante, todos los caminos se abren”, confirmaba Shakespeare.
“Hay tantas cosas en la vida más importantes que el dinero… ¡pero cuestan tanto!”, cómo no, Groucho.
Así, comienza una obra muy bien construida que engancha desde el segundo en el que bajan las luces y se da el toque de queda sobre apagar el teléfono móvil.
Diferente, original y muy creativa, bajo el apoyo audiovisual crean diferentes escenas y escenarios en los que se retratan de manera determinante, las formas de vivir de cuatro brokers.
Sus cabellos rubios, sus pulcros trajes, sus formas amaneradas, su displicencia ante los demás… todo dentro de un life style determinante que representa una clase alta en la que el derroche, el clasismo, el amor por todo lo que represente lujo y esté a la última, la superioridad y la engañosa seguridad que da el no tener que preocuparse por el dinero crea monstruos alejados de la realidad.
Yllana, que no necesita más publicidad que la que se ha labrado tras años de crear montajes irreverentes, especiales y lúcidos, sabe crear diferentes personajes muy bien desarrollados, característicos y reales que dejan ver una historia plagada de matices, siempre desde el humor, la broma, la ironía y lo cercano.
Como siempre, el gesto va más allá de las palabras y crea realidades y diálogos satíricos, devastadores, soberbios. Tanto es así, que hasta ellos mismos sirven de escenografía.
La expresión corporal de Luis Cao merece una mención especial. Consciente de su cuerpo exprime de éste todas las posibilidades que le ofrece dejando al público boquiabierto.
Por su parte, Antonio Pagudo, Juan Francisco Ramos y Fidel Fernández hacen uso de su gran expresividad para, entre los cuatro, crear un espectáculo redondo, coordinado y perfecto.
El humor hecho arte y crítica.
Con una sonrisa en la cara, los asistentes se van a sus casas acompañados por una reflexión en su mente a la que han llegado gracias al giro ácido de la realidad sobre la escena.
La ironía contra una sociedad absurda de la que sólo podemos reírnos, eso sí, con mucho sentido común.
1 comentario
Pues tienes razón, te leí y fui a ver la obra y es genial!!
No paras de reír hasta el final, final que impacta y te pone los pelos de punta el ver en escenas rápidas y muy bien construidas por ellos , el como es la cruda realidad y lo que esta debajo de esas grandes vidas despreocupadas y que, el donde y como nacieron hace estremecerse a mas de uno que seguramente piensa que igual no valdría la pena rebajarse tanto a nivel moral para conseguir solo…esa gran peluca rubia.
Aun que lo que prima en la obra es la risa constante, los actos revelan un trasfondo de como es la vida allá arriba.Una vida de prepotencia, envidia, codicia, el ansia de ser dueño de todo y en todos los ámbitos , y el poder menospreciar a la gente que aun que ellos no lo crean( los de arriba, no yllana obviamente ) son igual que ellos. Y todo esto a través del dinero y el cagar los escrúpulos una vez al día para que no te pongan la zancadilla en tus objetivos
Por eso me encanto! por que te ries de un tema de actualidad
Asi q sigue aconsejando asi q lo mejor de ir al teatro es acertar con una obra como esta
un beso womanitaword