Contra el Viento del Norte

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Por Rocío Pastor Eugenio.

Tras recorrer País Vasco y triunfar en euskera en el Teatro Arriaga de Bilbao, Contra el viento del norte aterriza en el Teatro Marquina de Madrid, para, en castellano, ofrecer una visión renovada de las relaciones de pareja basada en el best seller de Daniel Glattauer.

Dirigida por Fernando Bernués, y protagonizada por Joseba ApaolazaItziar Atienza y Kike Díaz de Rada, su propio director la retrata como un “cómic urbano de soledades y anhelos”.

Con dos Premios Ercilla a la mejor producción vasca y a la mejor escenografía de José Ibarrola, esta comedia

enmarca de manera sorprendente los diferentes escenarios, el paso de los días y el desarrollo de la acción desde el frío del medio y del desconocimiento hasta la complicidad creada sobre un mundo virtual.

Una crítica, un espejo, un análisis social… Todo esto es Contra el viento del Norte y mucho más. Internet domina nuestras vidas y crea nuevas formas de comunicación, menos corporal, más adictiva y mucho más segura.

Relaciones telemáticas en las que los individuos hacen uso de la retórica, inventan personajes escudados tras la seguridad que da la pantalla y el tener a la otra persona al otro lado de la red, pero no delante. Una intimidad creada en parte por el desconocimiento y la utipía.

Sin duda el reflejo de seres humanos temerosos de relaciones reales en las que el rostro de la otra persona, su olor, su risa, sus besos o sus abrazos quedan relegados a smilies. Como los propios personajes reconocen ante la frustración de la incapacidad para dar un paso real: “Escribir es besar sin labios”.

Un medio ególatra, racional, controlado. La forma perfecta de ilusionarse, una excusa ante la vida diaria, un consuelo ante la rutina y una vida que no satisface.

Una obra acertada y valiente que retrata de forma cercana e interpretada de manera sobresaliente, acompañada de la música en directo y las diferentes viñetas que recrean las escenas; la impotencia y la adicción que crean las redes sociales, el contacto irreal, las realidades fingidas, el amor carente de intimidad.

Vidas que se creen reales, pero transcurren ficticias, cargadas de espejismos contra los que los seres humanos reales se ven incapaces de luchar. Personajes solitarios y oníricos que tarde o temprano comenzarán a sentir la necesidad de convertir su relación romántica epistolar en una realidad, derribando los muros de la pantalla.

La necesidad de humanidad es la única esperanza que queda ante la deshumanización creada por las nuevas tecnologías, ¿vencerán los personajes sus miedos?

La respuesta en Contra el viento del Norte.

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