Bruselas

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La capital europea sólo puede ser descrita con halagos. Sus preciosas callejuelas, sus plazas y hasta su extrarradio tienen ese encanto multicultural bañado por la elegancia belga que hacen que Bruselas huela a chocolate y den ganas de darla un mordisco.

                                             Foto por Rocío Pastor Eugenio

El autobús que te conduce desde el aeropuerto a la ciudad te va dejando ver una ciudad cosmopolita y bien comunicada.

Al llegar a Bruselas el mundo se reduce a tus propios pies y gracias a ellos recorres una a una sus calles, plazas y pastelerías.

La Grand Place, no decepciona y uno ríe al verse de pie frente al típico edificio en el que un lado es más corto que el otro y por el cual se dice, el rey de turno obligó al pobre arquitecto a tirarse del campanario… si el Rey supiese ahora que gracias a él esta preciosa plaza llena de puestos de flores es famosa, puede que fuese él quien se tirase boca abajo o tal vez adoptase la pose típica de Rey, corrigiendo rápidamente su error y haciendo saber  que la idea fue suya… nunca lo sabremos.

El pequeño y la pequeña (y mucho más escondida) Maneken Piss, sus calles repletas de tiendas de gofres, la preciosa catedral, el barrio financiero, Le Sablon y la iglesia del Petit Sablon acogidas por las calles de anticuarios y muros con ilustraciones de cómics…

El Palais Royal y Mont des Arts, el interior del Palacio de Justicia… Y a un tren de distancia el inmenso Atomium (Heysel) y los Jardines de Laeken.

Tras el paseíto, la noche en Saint-Gèry (al lado de La Bourse) es lo mejor, puedes cenar en una de sus terracitas los típicos mejillones con fritas con una rica cerveza.

Para hacer la ruta cervecera no olvides pasar por aquí:

– Delirium Trémens. Es una parada obligadísima, está muy cerca de la Grande Place y se accede a través de las calles que están llenas de restaurantes de mejillones, es la cervecería de referencia en Bruselas, tiene 2011 cervezas. Las recomendadas son la Chimay Blue, la Duvel y la propia del Delirium Tremens, pero aviso, con cuatro cervezas llevas el pedo más grande de tu vida porque son bastante fuertes.
– Throne. En la Rue Marché aux Herbes, es un antiguo teatro de marionetas y de vez en cuando hacen recomendadísimas actuaciones con marionetas del siglo XIX… allí lo típico es tomarse la Kwak, que te la dan en un matraz.
– Le corveau. Es un conocido bar nocturno donde se baila encima de las mesas. ¡No te lo puedes perder!

Y si lo que buscas es una velada romántica, acude al bellísimo restaurante La fin du siècle y al hotel El Chanteclaire , ambos cerca del precioso barrio Saint-Gèry.

 

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